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El Barza sigue apretada victoria en la pelea
BARCELONA.- El Barcelona sigue peleando por la Liga. Se reenganchó en Mestalla tras un partido extraño, que mereció haber encarrilado en la primera mitad y que acabó remontando en la segunda, sentenciando una ajustada victoria por 2-3 que le mantiene a la vera de Atlético y Real Madrid, a la espera de la respuesta el lunes del Sevilla y encarando una jornada, la próxima, que se adivina explosiva.
El equipo azulgrana acudió al encuentro del Valencia rebelado contra la depresión. Entró revolucionado al partido y lo tuvo en su mano de una manera tan clara que debieron pellizcarse sus jugadores cuando se fueron al descanso sin ganar. Y más aún cuando Gabriel Paulista, con un gol cuanto menos polémico, avanzó al equipo che en la que era segunda ocasión ante Ter Stegen.
Agobiado, pero entregado a la causa, el Barza no arroja la toalla ante la fatalidad y persiste de la mejor manera que puede, con paciencia y consciente de que a pesar de ser el equipo que más goles marca en la Liga le cuesta un mundo convertir sus ocasiones. Podría pensarse que tras el 1-0 se derrumbaría de mala manera, pero lo que hizo fue imprimir una marcha más y, sin tiempo a que el Valencia disfrutase de su ventaja le comenzó a romper.
Messi falló un penalti y el propio Messi enmendó su error después de sendos rechaces para igualar y no mucho después, rápido y contundente, Griezmann acudió a su cita con el gol (cinco en los últimos cinco partidos) para rematar a la red un rechace de Cillessen al cabezazo de De Jong.
Luego Leo, con una falta marca de la casa, sentenció y devolvió la tranquilidad. Aunque, para nada se entendió un triunfo sencillo, por cuanto Soler, sensacional, recortó la ventaja para recuperar la duda...
Insistente, dominador y dueño de una primera mitad que llevó a su ritmo, entre cansino y paciente, el equipo azulgrana mereció irse al descanso con ventaja en el marcador pero adoleció, la fatalidad habitual, de acierto en el remate. Apenas comenzar rozó el gol Pedri, tras una excelente combinación que le dejó solo tras el pase de De Jong, pero su disparo de rosca se marchó increíblemente fuera. Cillessen, no mucho después, rechazó un remate a quemarropa de Araújo y todas las incursiones de Jordi Alba, un auténtico puñal por su banda, no encontraron el rematador preciso cuando más lo precisaba ese dominio...
Lo busca el Barza, continuamente, pero se llega a desesperar y por más que en la previa avisara Koeman de un partido que se reprodujo tal cual sospechó, con una muy superior posesión de balón y dominio, le cuesta, le costó, trasladarlo al marcador. De hecho, no fue capaz, entre la casualidad y la rebelión, de hacerlo hasta que ya en la segunda mitad se vio por debajo en el marcador.
Aplicado y organizado, el Valencia le atacó los nervios con una defensa numantina, con hasta nueve jugadores por detrás de la pelota, dejando solo arriba a Maxi Gómez y conformándose con ese juego en el que lo fiaba todo al contragolpe o a una jugada a balón parado, en la que encontró petróleo con el gol protestado por Paulista.
Todo lo que no había pasado en los primeros 50 minutos ocurrió en los 40 restantes. Ocurrió que el Barza, sin un juego tan hilvanado como en la primera mitad, encontró por fin la portería contraria, incluso peleando tras un penalti errado y siendo capaz de marcar tres goles en 12 minutos. Y que se sintió tan superior, tranquilo y capacitado, que acogió incrédulo el golazo de Carlos Soler.
Sufrir es obligado. Lo dijo Zidane, lo observó Simeone y lo repitió Koeman. No habrá ni paz ni tranquilidad en este ‘rush’ final de una Liga que aún espera ahora la respuesta del Sevilla para encaminarse, de momento, a una siguiente jornada de órdago y, probablemente, a una resolución apasionante.