El ‘baño gobernador’

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El ‘baño gobernador’

El exceso cupo en 46 metros cuadrados, en forma de baño. Una de las obras más difundidas del sexenio de Gabino Cué, en Oaxaca, fue la remodelación del Auditorio Guelaguetza en el Cerro del Fortín. Se proyectó un gasto de 24 millones 999 mil pesos – como precio en descuento de “Julio Regalado” – pero terminó costando 65 millones de pesos, el descuento se quedó en el olvido. La Secretaría de Cultura del Estado gastó casi el triple; la costumbre de lo ilegal se unió a la tradición oaxaqueña.

Sin embargo, el descubrimiento del periodista Virgilio Sánchez sirve para representar las obras de un sexenio. El reportero dio a conocer cuánto costó el “baño gobernador” en el interior del Auditorio. El sanitario fue construido en la sección A, cerca del palco oficial del Gobierno de Oaxaca, “de acuerdo con el catálogo de obras ejecutadas en este recinto, el baño, de 46 metros cuadrados, tiene acabados de mármol en paredes y pisos y está equipado con dos inodoros electrónicos y secador de manos con sensor, dosificador de jabón, entre otros accesorios”. El sanitario acabado de describir costó 1.5 millones de pesos; en la cotización de obra estaba presupuestado en 290 mil pesos, pero algo sucedió, como suele “suceder” en la mayoría de los proyectos de gobierno, que subió poco más de 400 por ciento. 

Botón de muestra, una vez más, de los excesos del poder, no sólo por el costo, sino por las condiciones de la construcción. El baño no fue remodelado, fue construido, no existía en el plano original, según el Fideicomiso para el Desarrollo Logístico de Oaxaca, se construyó “para uso exclusivo del Mandatario estatal, el Presidente de la República, Secretarios de Estado y diplomáticos”. 

La opulencia también cabe en las necesidades básicas. El pintor oaxaqueño Francisco Toledo resumía la indignación en una frase: “Hay baños en las escuelas públicas de Oaxaca que sólo son un hoyo, en donde niños y maestros hacen sus necesidades”.

Gabino Cué Monteagudo, gobernador del Estado, declaró que la última vez que había ido al Auditorio Guelaguetza –al que por cierto acude dos veces al año- había utilizado el baño general y que la información publicada por Virgilio Sánchez era con dolo por el momento electoral. 

Se equivoca, no hubo juicios de valor, sólo hechos, un baño de un millón y medio de pesos es insostenible. Y terminó diciendo a los reporteros: “Lo importante no es cuánto cuestan las obras, sino que lo que cuestan, vale, eso es lo importante. Las cosas cuestan”. Nadie entendió su conclusión. 

Una más a las anécdotas del poder en México, después del “baño gobernador” la oposición en el Congreso, alzó la voz y señaló más obras con sobreprecios. “Las cosas cuestan”, dice el Gobernador en una atinada muestra de obviedad; el problema es que no cuestan lo que se paga, ¿cuántos baños más habrá construido el gobierno de Cué?

La suciedad de la corrupción no se va por el desagüe.