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‘El arte tiene que seguir’: Giovanni Piacentini
A finales de 2019 los músicos Giovanni Piacentini y Tim Fain comenzaron un proyecto. La idea era crear una pieza para guitarra y violín y hacer una gira por China. Pero el mundo se cerró a principios de 2020 y si bien se canceló la gira proyectada, el plan siguió adelante y dio forma al álbum A la deriva en el jardín de cosas bellas (Adrift in the Garden of Beautiful Things), que desde el 3 de febrero ya está disponible en plataformas como Spotify y iTunes.
Nacido en la Ciudad de México, Giovanni ha recorrido un largo camino desde que la guitarra lo “secuestró en el buen sentido de la palabra”. Después de pasar por el Conservatorio Nacional de Música, se graduó suma cum laude del Berklee College of Music, en Boston, y obtuvo su maestría en composición en la Manhattan School of Music de Nueva York.
“De niño tuve la gran fortuna de que mis padres eran muy amantes de la música brasileña, de la clásica también, el rock y demás. Así que desde muy niño me introduje en este tipo de sonidos hasta que un día, en casa de mi abuelita, pusieron unos laser disc del maestro Andrés Segovia, una especie de documental en el que tocaba la guitarra clásica, y algo de ese sonido se quedó adentro de mí, esa manera en que se desvanece el sonido cuando tocas las cuerdas es algo que me pareció muy nostálgico.
“Me entró una especie de curiosidad casi obsesiva y un día en casa de mi tía, agarré la guitarra vieja de Paracho que tenía en su clóset y traté de hacer que sonara hasta que los dedos me sangraron. No la solté por tres días y de ahí en adelante surgió una obsesión casi patológica por descubrir el repertorio de la guitarra. Claro, empecé con piezas muy sencillas, la primera obra que toqué completa fue un vals chiquito y estaba yo en las nubes, sentí una felicidad profunda. Ese tipo de experiencias en la vida se quedan plasmadas para siempre. De ahí en adelante nunca me pregunté si era lo quería hacer, simplemente seguía haciéndolo, no veía otra manera de pasar mi tiempo más que tocando este instrumento”, rememora el músico en entrevista.
Actualmente, Giovanni se encuentra en Los Ángeles estudiando un doctorado en composición musical en la UCLA, mientras que Tim Fain vive en Montana. Y aunque la distancia no desanimó a los músicos, además de que esta es la segunda colaboración entre ambos, grabar A la deriva en el jardín de cosas bellas fue un reto.
“Todo el disco, con excepción del primer track, el primer movimiento de la sonata, fue grabado de manera remota. Si hacer una junta por Zoom representa problemas técnicos, ahora imagínate un disco, fue una verdadera travesía”, comenta entre risas.
“Era un vaivén de emails y tracks hasta que hacían match la guitarra y el violín. Al final, Tim lo mezcló todo en su estudio en Montana. La verdad es que me siento mucho más preparado ahora para hacer este tipo de producciones y creo que esto va a seguir, por lo menos la mitad de este año. Me siento muy orgulloso de haber seguido adelante, porque bien pudimos haber dicho ‘nos esperamos’, pero hay que continuar. El arte tiene que seguir”.
Giovanni describe la pieza como un viaje fantástico, “un poco alucinógeno”, a través de un jardín de placer en donde se puede disfrutar todo sin ningún tipo de culpa o remordimiento.
“Es también una especie de escape, este año tuvimos que estar confinados y el arte siempre ha sido para mí, y para mucha gente, una vía de escape. Pero claro, siempre se tiene que regresar en algún momento de esta fuga imaginaria. Dentro de la pieza existe también esta moraleja: nos damos cuenta de que este viaje en búsqueda de placeres no nos lleva a ningún lado, que lo importante es regresar y tratar de encontrar el placer real. Es un viaje que termina en darse cuenta de que la verdadera felicidad está en dar sin esperar nada a cambio”, detalla el guitarrista, que conoce la existencia del Festival Internacional de Guitarra de México que se realiza anualmente en Saltillo y al que le gustaría acudir como músico.
Diálogo entre cuerdas
Giovanni tiene una larga trayectoria como compositor, prueba de ello es su álbum debut Charioscuro, así como su primera obra sinfónica titulada Animus. Además, ha escrito música para el dúo de arpa Duo Scorpio, en Nueva York, el dúo irlandés de violín y viola Collailm Duo, la serie de conciertos Music of Reality, en Boston, y el festival Mexiam, organizado en el Palace of Fine Arts, en San Francisco.
“Viendo en retrospectiva, lo más importante fue cómo fui desarrollando el sonido, luego me di cuenta que es lo fundamental. Lo que más me gusta de mis intérpretes favoritos es que desarrollan un sonido único”, señala sobre su interés en la composición.
“Mi propósito es contribuir a este patrimonio fantástico que tiene México de compositores guitarristas. Pensemos en Juan Helguera, Julio César Oliva, Gerardo Tamez y varios más. Quiero hacer una contribución a este instrumento que tanto quiero, pero no sólo a la guitarra, también a otros instrumentos”.
Y justo las posibilidades sonoras que tiene el violín, unido a la guitarra, lo impulsaron a componer A la deriva en el jardín de cosas bellas.
“Las posibilidades son muy amplias. La guitarra y el violín son instrumentos de cuerdas, pero no podrían ser más diferentes. Sus sonidos, sus timbres son completamente distintos. El violín sostiene la nota con el arco y la guitarra, una vez que tocas una nota, se desvanece. Aunque sea más pequeño, el violín es un instrumento más sonoro, es un instrumento soprano, le dicen el sol de la orquesta; la guitarra tiene un sonido un poco más opaco en el rango barítono. El encontrar un balance entre estos dos timbres, registros y rangos, ese es el verdadero reto al momento de componer.
“Me gusta mucho saber para quién estoy componiendo música. Yo he escuchado mucho a Tim y sé más o menos cuáles son sus fuertes: tiene un vibrato muy bonito, un registro alto lírico precioso, pero también una velocidad y una claridad al articular. Por ejemplo, el tercer movimiento juega un poco con esta agilidad que le conozco muy bien. También trato de jugar a las ventajas del ejecutante”, refiere sobre su colaboración con Tim Fain, reconocido como intérprete de bandas sonoras de películas como Black Swan, Bee Season, 12 Years a Slave, Free State of Jones y Moonlight.
En cuanto a trabajar en medio del confinamiento que impone la pandemia de Covid 19, Giovanni señala que los artistas están acostumbrados al encierro.
“Los que nos dedicamos a la música, la literatura o las artes vivimos un poco confinados. Yo, por lo menos, paso mucho de mi tiempo sentado solo en un lugar, componiendo música, tocando la guitarra. Digamos que ya por naturaleza, estamos más confinados que otras labores. Por ese lado no sentí tanto el peso del confinamiento”.
De hecho, el guitarrista ya está trabajando en otro proyecto: un concierto para guitarra y orquesta dedicado a Eliot Fisk, último discípulo del guitarrista español Andrés Segovia. Y si bien Giovanni prefiere no adelantar demasiado, la idea es que esté listo para estrenarse a finales de 2021.
Para conocer más del trabajo de Giovanni Piacentini se puede acudir a su canal de YouTube, así como a las redes sociales del músico en Instagram (@giovanni_piacentini) y Facebook (@giovannipiacentinicomposer).