El arte declamatorio
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El arte declamatorio
Cuando iniciaba mi vida universitaria alguien me dijo que el verdadero poder de la poesía se aquilataba cuando alguien a través de su voz y expresión corporal podía recitarla, es decir, volver a citarla.
Mi relación con la poesía fue previa a mi mocedad. Apenas tenía cinco años de edad cuando empecé a declamar aquella recitación de El barquito de papel: “Con la mitad de un periódico hice un buque de papel”… Casi inmediatamente empecé a versar y de ese tiempo recuerdo el texto del poema Amanece: “Amanece las flores despiertan, y se arrullan las olas del mar”..
Cuando niño, a mi alrededor había un ambiente de poesía, poetas y declamadores, más bien, declamadoras, iniciando con mi talentosa abuela materna, y con tres de mis tías exuberantes en todos los sentidos.Al momento de declamar adoptaban una posición corporal que aprendieron a lo largo de años en academias y traían al presente poesías de la uruguaya Juana de Ibarbourou, de Amado Nervo, de Gutiérrez Nájera, Gabriela Mistral…
Dirigían su mirada y postura de un extremo a otro girando sus cuerpos y moviendo delicadamente los brazos. Casi no tenían contacto visual con los espectadores pero sus educadas voces encantaban.
Pero el arte declamatorio no era exclusivo de las mujeres, muchos hombres hacían estremecer a la audiencia con sus interpretaciones de poesías de desesperación como la de “Nocturno a Rosario”, del saltillense Manuel Acuña que se suicidó apenas de 24 años por amar a una mujer casada en una época en que la sociedad era muy convencional.
La declamación se enseñaba en la educación básica y hacían aprender a los niños poemas sobre personajes de la historia. Luego llegó la poesía coral en la que un grupo de escolares expresaba una poesía en movimiento distribuyéndoseles fragmentos del poema de manera ordenada y con la previa clasificación de sus voces de acuerdo a su timbre.
El arte declamatorio era algo bien distinto a la poesía coral porque formaba parte de un ritual en el que había formalidad si se trataba de un recital poético, aunque nunca se perdía la magia de volver a citar a los poetas a través de sus versos aún en mangas de camisa.
Hoy por la mañana se inauguró el Teatro “Lucy Herrera” en Bustamante, Nuevo León en honor a la mujer potosina que llegó a ser la primera alcaldesa perredista de México en este municipio nuevoleonés.
Lucy incursionó con éxito en la danza flamenca en la que ponía en juego la gracia, el salero y el temple de las que estaba dotada. Hizo teatro como actriz, recibiendo el reconocimiento de sus contemporáneos. En 1963 se tituló como Profesora de Artes en la Academia “Amado Nervo” aunque mucho antes, durante su niñez, adolescencia y juventud tomó clases de ballet clásico, danza flamenca, declamación y piano. Por años, en temporadas vacacionales tomó cursos en el Instituto Nacional de Bellas Artes con sede en la ciudad de México. Fue profesora de declamación y en ese carácter tuvo muchos discípulos. Pero además, era una declamadora incomparable. Con esa voz potente que aún resuena en mi recuerdo, pareciera que la puedo escuchar declamando el poema “Romance de la viuda enamorada” del autor andaluz Rafael de León, texto que nadie mejor que ella interpretaba.
Luego de ser una querida figura pública en televisión comercial por el programa “Estrellitas del 12” en el que presentaba a niños con talento artístico, cuando esta entrañable dama era supervisora del área cultural de la SEP en la región noroeste de Nuevo León allá por 1975, quedó fascinada al conocer el municipio de Bustamante tanto por su belleza natural como por su patrimonio cultural.
La profesora María de la Luz Herrera Muñoz (1921-2010), conocida como Lucy Herrera fue servidora pública en el trienio del alcalde Sergio Morales Treviño (1986-1988). En esa administración pasó de ser secretaria particular a Secretaria de Ayuntamiento y luego a Tesorera Municipal. En 1988 ocurrió un suceso que vino a cambiar su vida pues se lanzó como candidata a alcaldesa para el trienio 1989-1991 representando la alianza de cuatro partidos de izquierda bajo el Frente Cardenista, ¡y ganó la elección!
A casi 25 años de su gestión como alcaldesa y a cinco años de su muerte, el teatro municipal del pueblo de Bustamante llevará su nombre. Para la inauguración se organizó un recital poético a la vieja usanza que francamente nos remontó a una época inolvidable.
Los restos mortales de Lucy Herrera están en el Panteón Municipal de Bustamante desde octubre 16 de 2010 como era su deseo. Recordaré a mi madrina por su gran inteligencia y generosidad. Ella bautizó a Bustamante Nuevo León, como la “Cuna de la Democracia”.