Diferente. Ningún otro adjetivo. Me he negado a aplicar otro calificativo al año 2020. Las declaraciones apocalípticas o de gran pesimismo que tenemos tentación de hacer, marcarían nuestro inconsciente y nos harían ver la vida desde un punto de vista más oscuro. Es cierto que hemos pasado por situaciones inesperadas que marcaron la vida de todos y cuya trascendencia histórica podremos medir solamente hasta que tengamos la perspectiva del tiempo. Pero ese año ya ha terminado. Para siempre.

Ahora toca ver el 2021 con una mirada más optimista. Los seres humanos sabemos sobreponernos y adaptarnos; es parte de nuestra naturaleza. Gracias a esta cualidad seguimos aquí y hemos poblado el planeta entero. Ahora bien, en el mundo del espectáculo ha habido pérdidas muy importantes, es cierto. Tanto de grandes leyendas que fallecieron debido a la pandemia, así como de espectáculos y eventos en vivo. En realidad, está cambiando el modo en que solíamos consumir entretenimiento.

Esas pérdidas no se pueden negar pero, insisto, nos darán la pauta para plantearnos las cosas –y la vida en general– desde un punto de vista diferente. Una de esas pérdidas más recientes, el pasado 28 de diciembre, fue la del inolvidable compositor y cantante mexicano Armando Manzanero. El comunicador Gonzalo Oliveros dijo que la diferencia entre la obra de Manzanero y la de otros afamados compositores del país radica en que los norteños le cantan al amor que se conquista y se obtiene como un premio.

Mientras que el romanticismo que don Armando imprimía en sus temas nos habla de un amor pasivo y melancólico. “Esta tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tú...” “Adoro la forma en que sonríes y el modo en que a veces me riñes...y muero por tenerte junto a mi…” ...pero en ningún caso hacía algo por salir a conquistar al objeto de su afecto. Esas tibias lágrimas de un solitario enamorado reflejan el estilo de vida lento y contemplativo de lugares como Yucatán, estado natal del compositor.

Es ese estilo de “víctima romántica”, aquella que llora en los rincones el anhelo de un amor sin concretar, los que trajo un éxito monumental a Armando Manzanero en toda Latinoamérica y otros países del mundo. Falleció a los 85 años de edad y, habiendo trabajado en su obra desde 1950, esto nos deja un legado de 70 años de entrega a la música y a su público. Sin duda un gran motivo para aplaudir y agradecer a uno de los compositores más grandes de México, al nivel de Agustín Lara, José Alfredo Jiménez y Juan Gabriel.

Regresando al tema de las transformaciones de los espectáculos, que nos trajo 2020 a nivel internacional, es evidente que todavía no sabemos cuándo volveremos a consumir entretenimiento con la frecuencia que lo hacíamos antes y, sobre todo, de qué manera. Algunos eventos masivos como EDC México, Corona Capital en Guadalajara y Pa’l Norte en Monterrey ya empiezan a atreverse a poner fechas tentativas en 2021. Pero, honestamente, no creo que ninguno de ellos vaya a concretarse.

El ejemplo concreto del grupo OV7 es muy elocuente. En 2019 cumplieron tres décadas de carrera. Ese año no pudieron hacer su gira OV7 30 años por compromisos previos y la programaron para el siguiente. En 2020 la cancelaron por razones obvias y ahora quieren programarla para el presente año. A mi me parece que, a estas alturas, les conviene planear con lujo de detalles su Gran Gira OV7 35 años. Aún así, me parece que la época dorada de los masivos multitudinarios ha terminado. El entretenimiento tendrá una nueva cara.