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El América debe actuar ya en el caso de Renato
La imagen de la desgracia para Renato Ibarra fue el sábado por la tarde, cuando se ordenó a la policía que —en vez de sacarlo por la puerta de atrás de la Fiscalía de Tlalpan, para trasladarlo al Reclusorio Norte— lo hicieran por la delantera, donde estaba ubicada toda la prensa que cubre este penoso y terrible acontecimiento.
Lo exhibieron. Un deportista de élite flanqueado por dos policías, esposado. El otrora estelar del América llegó al reclusorio y se encontró con la jueza Esperanza Medrano Ortiz, misma que hace unos meses llevó el caso de Mónica García Villegas, dueña del colegio Rébsamen, todo un caso mediático en la historia contemporánea de nuestro país.
Más allá de que se le determine su situación legal, ya tiene en su espalda dos acusaciones serias: Imputación por femenicidio, en grado de tentativa, y tentativa de aborto. Renato ha cambiado de grupo de abogados, como si quisiera darle un vuelvo a tan espinosa situación y ahora confía en una abogada recién titulada, muy joven y a quien se le ha visto con distintos grupos de abogados. La licenciada Paloma Taracena tendrá hasta el jueves para presentar pruebas. Ese es el tiempo que le resta al todavía jugador de América para poder encontrar la libertad.
Ahora, pase lo que pase, el América debe reaccionar ya. El viernes por la mañana, cuando se supo que su jugador estaba detenido en la Fiscalía de Tlalpan, lanzó un comunicado, que dice: “No existirá pronunciamiento alguno, hasta que las autoridades concluyan las diligencias correspondientes”. Esto ya pasó, las autoridades decidieron mandarlo al Reclusorio Norte; es decir, hoy duerme un futbolista del América en la cárcel, algo que ya debería ser suficiente para darlo de baja, pese a que tiene contrato hasta 2023. Si le deben pagar todo su contrato, que lo hagan, porque si llegara a tener libertad y regresara al equipo, sería un foco de atención en todos los estadios, se convertiría en el futbolista señalado por intento de feminicidio.
Deben ser cuidadosos con la imagen del club y hoy la de uno de sus futbolistas da la vuelta al mundo, saliendo con policías rumbo a la cárcel. El futbol está rebasado, el deporte —aquí— es lo de menos. Este tipo de actos deben ser atendidos con eficacia por las autoridades y castigados severamente.
México ya está harto de casos llenos de impunidad; por eso, la jueza Medrano Ortiz debe actuar conforme a derecho, bajo la gran responsabilidad de no hacer un circo de este caso, ni mucho menos dejarlo pasar y actuar blandamente por ser un deportista profesional. Si existen los elementos, las pruebas y los argumentos jurídicos para sentenciarlo, que lo hagan. No por ser un buen jugador, no merece castigo. Y esto debe ser para cualquier delincuente, disfrazado de hombre, cuando ataca a una mujer.
América tiene todo a su favor. Si es culpable Renato, el contrato se disuelve en automático; si no lo es y se presume su inocencia, entonces ahí sí tendría que negociar con el ecuatoriano, en caso de que no decidieran quedárselo, algo que se ve complejo, debido a la pésima imagen que ya está entregando al club el jugador ecuatoriano.