El agua y Derramadero

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El agua y Derramadero

Que estoy en contra del progreso de Saltillo, han dicho. Se equivocan, soy saltillense y quiero mucho a esta problemática ciudad: la defino así porque desde su fundación tiene problemas relacionados con el medio ambiente que nunca termina por resolver y muchos otros venidos de no pocos saltillenses que no piensan más que en su pequeño interés y les importa poco los que vienen atrás, aunque sean sus nietos.

Confirmo que estoy en contra de ese “progreso” que es y será el progreso de los terratenientes, de los constructores y de los políticos que tienen acceso al negociazo que representa construir toda una ciudad para favorecerlos. Lo peor es que están arriesgando el futuro cercano (y el lejano) porque dentro de Ciudad Derramadero está el aprovechamiento salvaje de la Cuenca acuífera de Parras y General Cepeda.

El presidente Peña Nieto antes de retirarse está juntando los últimos centavitos para su pensión y lo hace poniendo en venta el agua de 300 cuencas de la nación. Significa que si hasta ahora el dueño del agua y de los recursos subterráneos es el pueblo, estará al alcance de millonarios despiadados.

También se me acusa de odiar o despreciar a los ricos. No es así. Déjeme decirle que la mejor huerta del municipio de Saltillo, de manzanas (y peras, membrillos, ciruelos y chabacanos) pertenecía a don Agustín Rumayor y se situaban en Aguanueva. La burocracia federal y estatal permitió a otros agricultores que “compraron” permisos de pozos arriba de esa huerta y sus aguas desaparecieron como por encanto. La huerta de don Agustín es hoy un eriazo. Un hombre rico con un trabajo de 60 años fue presa de otros ricos (y gobernantes corruptos) que en dos años lo acabaron. ¿Estoy con los ricos o contra ellos?, decídalo.

Antes y después de eso hubo una serie de informaciones falsas acerca de la cuenca de Carneros II, que, según ellos, era inagotable. Mintieron porque tal cuenca no existe o es una cuenquita de nada. Ahora se lanzan contra la de Parras-Patos y con ella darán fin a todos los ejidos y a los pequeños y grandes propietarios que producen comida. Es un albur y lo sostienen porque Luis Videgaray decidió cómo debería darse el crecimiento nacional.

Por suerte, tras la puesta al mercado del agua nacional, diputados y senadores de Morena se opusieron. El futuro de Saltillo está en juego. ¿Y los diputados y senadores coahuilenses de Morena, dónde andan?

Destaco dos proyectos que le expuso el gobernador Riquelme a López Obrador que me parece van por mejor camino: un tren rápido Ramos-Derramadero y un tren rápido Saltillo-Monterrey. ¡Vaya, hombre, que también hay ideas! Esos trenes, que serían baratos si se comparan con el faraónico que pretende AMLO en el Sureste, estarían al alcance de la mano. Ambos solucionarían muchos problemas: de vialidad, de abusos de los camioneros, de pérdida de tiempo, de oportunidad, de comodidad…

Apoyo en esto a Riquelme, a pesar de que estoy en la lista de sus enemigos. Pero no me aguanto de llamar la atención sobre el peligro en que se encuentra el Valle de Cuatro Ciénegas. En la época de Enrique Martínez, Conagua permitió a los millonarios laguneros abrir decenas de pozos cerca de ese municipio. Producen alfalfa, que es la manera de acabar con el agua y el medio ambiente al mismo tiempo. Bombean el agua 24 horas cada día sin descanso. Esos empresarios ya acabaron con Torreón y ahora están sobre otras cuencas. Cuatro Ciénegas es un lugar único en el Mundo. Si se destruye mientras Riquelme es gobernador cargará con esa mancha aunque no sea el verdadero culpable.

Enemigo de Cuatro Ciénegas y de Coahuila, en general, es o puede ser Carlos Slim. Leí que quiere hacer una ciudad para retirados y pensionados norteamericanos. Acabará con todo. ¿Qué aportarán a nuestra economía? Nada o muy poco. Y es seguro que darán la puntilla al Valle. Slim no pierde nada. Nosotros nuestro orgullo de contar con Ciénegas, su millonaria riqueza natural y su rareza a nivel mundial.

En algún otro artículo hablaré de lo que fue la región de El Derramadero, la Vaquería de San Juan (su nombre original), Santa Teresa de los Muchachos. Su pasado es más interesante del que imaginan los que quieren destruirlo o ya lo hacen.