El agua radioactiva amenaza Guanajuato

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El agua radioactiva amenaza Guanajuato

Crítico. Se han identificado pozos con contenido de arsénico, fluoruro y distintos metales en 10 municipios de Guanajuato. Foto: Archivo
En los acuíferos hay radioactividad que puede destruir tejidos
Entre 2008-2012, los fallecimientos de tres niñas que padecían leucemia, vinculados al consumo de agua de un pozo de la comunidad La Cantera

MÉXICO, D.F.- El Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) de la Secretaría de Energía certificó en octubre la existencia de radiación alfa en el agua potable de la ciudad de San José Iturbide, Guanajuato, 300% por encima de los límites tolerables para el consumo humano establecidos por la Norma Mexicana Número 127 en materia de salud ambiental.

Los hallazgos del ININ desbordan el coctel cancerígeno que corrompe las aguas de los acuíferos del río La Laja y la Laguna Seca, en la Cuenca Lerma-Chapala: a los 800 kilómetros cuadrados de concentraciones de fluoruro y arsénico, de los que informó El Universal recientemente (1/12/2015).

Ahora se suma un tipo de radioactividad capaz de destruir tejidos en caso de ser ingerida, y que puede matar lenta y silenciosamente por acumulación, cosa que es inevitable en algunas rancherías de la región y zonas donde no hay plantas de tratamiento.

El informe es preocupante para un estado que en 24 meses escaló del sitio 14 al cuarto lugar nacional en número de casos de cáncer en menores de edad.

Por si fuera poco, estudios conjuntos de la UNAM y el IMSS han documentado 45 decesos en Tierra Blanca —municipio aledaño a San Miguel de Allende— entre 2000 y 2010, que podrían estar relacionados con una sustancia cancerígena que se desprende de las rocas después de que la erosión las desnuda, una condición geológica sólo “similar a la de Capadocia”, en Turquía. De esos fallecimientos, 14 fueron causados por un cáncer “poco común”.

A ellos hay que sumar ocho casos de leucemia en la comunidad de La Cantera, municipio de San José Iturbide, cinco de ellos fatales, muy por arriba de la media nacional de incidencia.

El crecimiento acelerado de cáncer en Guanajuato parece la expresión más visible de una crisis sanitaria vinculada al uso y consumo de agua contaminada por arsénico, fluoruro y radioactividad, de acuerdo con registros y certificaciones oficiales, investigaciones académicas y testimonios recogidos entre médicos e instituciones de asistencia de la región, públicas y privadas.

Pero se atribuyen dos amenazas como consecuencia del agua contaminada: entre ocho y 11 mil casos de fluorosis dental y/o esquelética, que destroza la masa ósea, registrados en los últimos 15 años en municipios abastecidos por la llamada Cuenca de la Independencia, y el despunte de enfermedades renales, que han ubicado a Guanajuato en el quinto lugar nacional con este tipo de padecimientos.

EL SALTO MORTAL

Entre 2005 y 2010, Guanajuato se ubicaba en el lugar número 14 en cuanto a casos de cáncer en menores de 18 años, según el Perfil epidemiológico del cáncer en niños y adolescentes en México, elaborado por el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica en 2010.

En sólo dos años, pasó al cuarto lugar en esa medición, efectuada con base en datos del Seguro Popular, ubicándose detrás del Distrito Federal, Jalisco y Veracruz; y por delante de Puebla y Estado de México, entidades con densidad poblacional e infraestructura sanitaria mayores.

Vinculan a la misma razón la muerte de dos adultos por leucemia, y el de tres niños en tratamiento. Ocho casos en una población de 800 habitantes, lo que supera la norma nacional de 4.9 casos por cada 100 mil habitantes

De modo que en 24 meses —de 2010 a 2012—, Guanajuato dio un salto mortal de 10 lugares en el tablero, según consigna el Boletín de información de cáncer en niñas (os) y adolescentes 2008-2012 (Bicna 2008-2012), emitido por la Secretaría de Salud en 2014; 19% de los pacientes desarrolló algún tipo de leucemia y 4% tumores óseos. En 46% de los casos no hay especificaciones sobre el tipo de cáncer padecido.

APARECE SUSTANCIA LETAL

Al arsénico en el agua e suma un nuevo factor cancerígeno: una sustancia llamada erionita que desprenden las rocas tras la desecación, y se volatiza. Según estudios conjuntos de investigadores del Centro de Geociencias (CGeo) de la UNAM y del IMSS, esta sustancia se encuentra dispersa en el municipio de Tierra Blanca y parte de San Miguel de Allende.

El estudio, publicado el año pasado en la revista Environmental geochemical and health, indica que de 45 fallecimientos por cáncer entre 2000 y 2012 en la demarcación, 14 están ligados a la presencia de fibras de erionita en el ambiente, pues las víctimas habían desarrollado un tipo de cáncer poco común asociado a esa sustancia, llamado mesotelioma maligno, que ataca tejidos de pulmones, tórax y corazón.

Las condiciones de las rocas en la zona donde se recogieron las muestras son similares a las que prevalecen en Capadocia, Turquía, donde se desarrolla el tipo de cáncer mencionado.