El aeropuerto es un barómetro

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El aeropuerto es un barómetro

Difícil tener claridad sobre cuáles temas son serios hoy día. El del PRI dice que atacará la corrupción; el del PAN habla de castigar la corrupción; Margarita cree que le puede ganar a López Obrador. AMLO avienta propuestas polémicas. 

Podemos debatir por años si las refinerías son una buena idea, si ser amigable con Trump tendrá un efecto positivo, si la corrupción se acaba por que el presidente no es corrupto, si sumar a su causa personajes con “reputación dudosa” es conveniente.

Sin embargo, hay un tema que ha cobrado fuerza y que pudiera parecer menor si no es porque nos da pistas de cómo AMLO pretende gobernar si gana. Me refiero al Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM). No es solamente necesario, sino probablemente el mayor proyecto de infraestructura en la historia del País (desde las pirámides) y la obra de gobierno que pudiera balancear –ligeramente– el lugar en la historia que tendrá EPN después de 6 años de violencia, corrupción y cinismo desbordado.

Cancelar el aeropuerto, sin explicar costos de cancelación y sin una alternativa seria, es irresponsable. No pude encontrar elementos que soporten la idea de AMLO. Si hubiera ganado hace 12 ó 6 años, la medida hubiera sido menos cuestionada, pero tiene que reconocer no sólo los recursos que ya se han invertido, sino la urgencia de contar con un aeropuerto a la altura del País que aspiramos ser. Querer cancelar esa obra nos dice que siendo candidato no está dispuesto a escuchar consejo; y si hoy nadie le lleva la contraria será aún más difícil que alguien se anime siendo presidente.

Si la obra se hace en presupuesto y sin la corrupción tradicional, el nuevo aeropuerto es muy deseable y urgente. Empezar de cero no parece sensato. Recientemente comentaba que es necesario que nuestros líderes viajen y absorban lo que se hace bien en otros países. 

Bueno, es muy triste y a veces vergonzoso tener que recibir a viajeros internacionales en el actual aeropuerto (AICM). No solamente es viejo, sino que su capacidad está topada. Cuenta con dos pistas (que no pueden funcionar simultáneamente por no respetar estándares internacionales de separación); cualquier obra en pistas genera un caos; los accesos al aeropuerto son un monumento a los embudos.

Cada año el AICM mueve 42 millones de pasajeros. Cantidad similar a la de Phoenix, Múnich, Orlando, Houston, Barcelona o Estambul. Entre Dallas y Houston mueven más de 107 millones de pasajeros cada año (con 11 pistas en total). Dubai, Londres y Seúl mueven 88, 76 y 58 millones, respectivamente. Cualquier ciudad mediana en China tiene instalaciones muy superiores a las del actual aeropuerto. Un aeropuerto es la carta de presentación de una ciudad o país y nosotros no estamos a la altura, ni en la CDMX ni en el resto del País. En México los aeropuertos son homenaje a la cultura del apenitas. El mundo nos deja atrás y aunque no es culpa de AMLO (hasta ahora) no podemos dejar que nos mantenga atorados sin una buena razón. Su propuesta debería ser no sólo seguir con el NAICM, sino agregar otros tres en ciudades que estén a la altura de sus pares internacionales.

Estemos atentos a cómo evoluciona el tema, lo considero un barómetro importante de cómo sería tener a AMLO de presidente.

@josedenigris
josedenigris@yahoo.com