El abuelo, ¿consiente o corrige?

Usted está aquí

El abuelo, ¿consiente o corrige?

El próximo lunes celebraremos el Día de los abuelitos. Les deseo muchas felicidades a todos ellos. Recuerdo con mucho cariño a mi abuelo materno, que todos los días se sentaba en su mecedora en la entrada de la casa contemplando la calle el ir y venir de personas y carros. Nos sentábamos a su lado y empezaba a platicar de su niñez, sus aventuras, la Revolución, su juventud, su rancho, en pocas palabras, su vida. Con mucha paciencia nos repetía las mismas historias y no me importaba escucharlas porque era un ejemplo de honestidad, trabajo y amor a la vida. Puedo decir que nunca nos malcrió y menos que era estricto con nosotros. Pero sólo con su presencia y ejemplo nos llenaba de su experiencia, sabiduría y paz. 

¿Qué es lo que recibimos de los abuelos?
Nos ofrece un amor incondicional
• Alguien que escucha nuestros problemas.
• Alguien que nos acompaña.
• Una ventana para conocer más a nuestros padres.
• Sentido de aventura.
• Humor y paciencia
• Tradiciones familiares.
• Lecciones de vida.

Existen varias razones por las cuales los padres depositan su confianza en la educación de los nietos: Los abuelos son cariños y conocen mejor a los niños que una guardería. Hay mayor flexibilidad de horarios, hasta los fines de semana, asuetos y vacaciones, y no hay costo. 

Una de las cosas que más preocupa a los abuelos es cuando sus nietos viven una ruptura familiar, porque pueden ser lastimados y quieren estar más presentes que nunca. 

Los abuelos siempre han jugado un rol muy importante en la familia, pero en los últimos 20 años ha aumentado la responsabilidad por sus nietos por las nuevas dinámicas de la familia y la sociedad. Hoy los abuelos tienen la función de una “doble paternidad” por la ausencia de sus padres. Es común observar los abuelos asistir a las reuniones de la escuela de sus nietos, recogerlos al salir de clases, llevarlos a su casa, darles de comer, ayudarles a que hagan su tarea, supervisar su tiempo libre y hasta bañarlos, dormirlos y dejarlos listos cuando sus padres los recojan. Recibí un correo de un abuelito esta semana pasada: “En los últimos dos años recojo a mis nietos de la escuela todos los días, vamos a las entrevistas con los maestros, asistimos a las juntas y trato de ayudarles en sus tareas, pero no entiendo. Solamente terminé primaria y me siento muy mal porque ellos van muy avanzados y no puedo ayudarles. Estamos cansados”.

Muchos abuelos además son proveedores, ya que pagan la escuela y las vacaciones de sus hijos, yernos y nietos. Y para terminar con broche de oro, muchos papás se quejan de que los abuelos miman demasiado a sus nietos: “¿Qué puedo hacer porque los abuelos malcrían demasiado a mis hijos?” o “Quiero que los abuelos sean un buen ejemplo para mis hijos, pero los malcrían y los dejan hacer todo y me los echo de enemigos porque los abuelos son los buenos y nosotros los malos”. ¿Qué queremos de ellos? No queremos su disciplina, desgaste emocional o cansancio, sino sus historias, ejemplos, amor y su manera de ver la vida. ¡GRACIAS Y MUCHAS FELICIDADES A TODOS LOS ABUELITOS AQUÍ Y EN EL CIELO! 
 
jesus.amaya@udem.edu
@JesusAmayaGuerr