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En México, el 94% de fallecidos no podía hacer home office por coronavirus
CDMX.- Al menos nueve de cada 10 de las más de 220 mil personas fallecidas oficialmente por COVID-19 en el país (94%) se desempeñaba en trabajos esenciales que no permitían quedarse en casa para realizar home office.
La baja escolaridad, un nivel socio económico precario, trabajos manuales y operativos como son empleados, choferes, vendedores ambulantes, pequeños comerciantes, jornaleros agrícolas, así como amas de casa, jubilados y pensionados son quienes destacan en la lista de defunciones por el coronavirus.
De acuerdo con el estudio Impacto de los determinantes sociales de la COVID-19 en México, elaborado por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el país la baja escolaridad está asociada a condiciones precarias de vida y salud, y a un mayor riesgo de muerte.
“No cabe duda que el Covid-19 ha afectado en gran medida a la población con menor escolaridad, prácticamente la mitad de las muertes se produjeron en personas con un nivel educativo máximo de primaria”, señala el estudio elaborado por los investigadores del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, Alejandro Cortés-Meda y Guadalupe Ponciano-Rodríguez.
Con relación al ámbito laboral, las personas de bajo nivel socioeconómico tienen una representación desproporcionadamente grande en entornos de trabajo esencial, como establecimientos de atención médica, granjas, fábricas, comercio, ambulantaje, transporte público, etcétera.
“El trabajar en estos ámbitos representa una mayor probabilidad de exposición al SARS- CoV-2, debido a factores como el contacto cercano con el público y otros trabajadores, la imposibilidad de laborar desde casa, no tener licencia por enfermedad y un pobre acceso a servicios de salud”, añade el reporte.
Además, habitualmente para cubrir sus necesidades básicas deben trabajar largas jornadas. La modalidad laboral en casa a distancia ha sido viable para las personas de mayores ingresos, pero no para quienes salir a trabajar es su única forma de subsistir. Otro de los riesgos es que, al volver a su hogar, se transforman en una fuente de infección para sus familias.