Ejemplo Estructural

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Ejemplo Estructural

El próximo martes 4 de octubre, “El Bronco” se festeja como Gobernador independiente. No sé si el millón de votantes que lo eligieron vayan a festejarlo.

El jueves pasado ante personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Rodríguez Calderón se confesó molesto por la mala imagen de la procuración de justicia. Ese día El Norte publicaba la bajísima confianza de los ciudadanos en esta materia.

El Gobernador hizo entonces algo inusitado. Se reprobó a sí mismo con un CINCO de calificación. Quiere hacer las cosas bien, pero no ha logrado resultados y, por ende, la bajísima y auto-flagelante calificación.

Por lo visto, un año se le ha pasado a “El Bronco” como de rayo. Para meter reforzada optó por un discurso motivacional y pronto descubrió una reclamación a viva voz de los allí presentes. ¡El bono, el bono! Eso corearon. La falta de pago, una razón de la aparente desmotivación para cumplir satisfactoriamente con la procuración de justicia.

El problema es más de fondo. Estamos frente a un problema de estructura, de dinero y de ideas, todo al mismo tiempo multiplicado por una “n” potencia. La falta de las tres toma una sinergia contraproducente o negativa que produce impunidad,  desconfianza y falta de colaboración ciudadana.

La Procuraduría es tan prioritaria que ésa es la única dependencia que no sufrió recortes. Mal harían si la recortaran, porque así como están las cosas hay 700 agentes del MP, cuando se requieren mil 200. Dinero hace falta y bastante, bastante y bastante.
Aún con el dinero existente, hay otro cuello de botella que son las ideas. Se estrenó una aplicación para teléfonos móviles diseñada por la propia Procuraduría y demuestra que hay talento. Pero si aumentaron la demanda sin aumentar capacidad de respuesta, no quiero ni pensar el atorón.

Ahora que el mayor atorón es la estructura orgánica. Empieza con los Consejos Consultivos Ciudadanos que pululan en la administración estatal están limitados a “ver” pero no tocar. En días pasados seis de los siete miembros del consejo de la Contraloría renunciaron por el problema de las cobijas y la forma en que éste se resolvió. Pero más que todo porque se sintieron impotentes para remediar la falla.

Estudiando el problema llego a una conclusión. Los consejos consultivos no son una autoridad aunque estén incluidos en la ley. No mandan en absoluto. Pueden opinar, proponer, pero sus palabras quedan como llamadas a misa. La autoridad ni siquiera está obligada a tomarlas en cuenta.

Así está la ley. Por lo tanto, la idea de que “El Bronco” esté encabezando un gobierno “ciudadano” no se puede materializar en la práctica, porque la misma ley le estorba. Tenemos una herencia autoritaria que disfraza su poder valiéndose de ciudadanos que terminan siendo comparsa o renunciando. Eso explica la renuncia airada de Rogelio Sada en la Contraloría. 

La solución que yo propondría es que se permita a los consejos acceso pleno a la información interna y a formular no solo políticas sino cambios de fondo en la operación. Requieren además facultades de supervisión y de denuncia  como cuerpo colegiado. Sus propuestas tendrían que ser negociadas de buena fe con los titulares de las dependencias y entendería que éstos podrían inclusive vetar las propuestas. 

Cuando presidí la exitosa Comisión de Transparencia en Monterrey, la clave fue que Felipe Cantú les dijo a los Secretarios que nosotros tendríamos poder de despido. Con la mera advertencia tuvieron.

Lo que no podemos hacer es querer que Nuevo León cambie fingiendo una ciudadanización que ya en los gobiernos de Nati y de Medina se valió de consejos de pacotilla. “El Bronco” tiene la palabra, porque hay que moverle a los reglamentos de las Leyes Orgánicas respectivas. ¿Somos o no somos?

javierlivas@prodigy.net.mx