Está en África. Llegó con el objetivo definido: Escalar el Kilimanjaro. Benjamín Coronado es un ejemplo a seguir, está a horas de ser el primer mexicano con capacidades distintas en escalar la montaña más alta al norte de Tanzania.

Benjamín forma parte de la expedición integrada por cuatro personas con discapacidad bajo la guía de Héctor Ponce de León; todos, integrados a ‘México incluye’.

La aventura inició el pasado 30 de noviembre, luego de dos días de viaje, el grupo llegó a África, se conjuntaron en Arusha, y de ahí al parque nacional Serengeti antes de iniciar el ascenso.

Bejamín, un “atrabancado sin límites”, como se define, es originario de Tizayuca, tiene 48 años de edad. Berenice Reyes Escalante y sus tres hijos son el motor de su vida.

“Nada es imposible, todo lo logras si tú quieres”, nada lo detiene.

Habla del accidente en que perdió sus piernas, “operaba una máquina siladora, todo fue tan rápido, primero me tomó un zapato y luego las dos piernas”.

Pasó días internado, primero en el Centro de Salud, donde lo atendieron primero; luego en el IMSS; de ahí al Hospital General en Pachuca y, finalmente, en la Ciudad de México (antes Distrito federal).

“Al saber que había perdido las piernas, si?, me deprimí… llegue? a pensar en el suicidio. No podía moverme en la silla de ruedas, pero sali? adelante”.

Tiene una tapicería, hace un años no pensaba en estar a las faldas del Kilimanjaro, pero está ahí, como parte de esa lucha que sostiene hace cuatro años por la inclusión de las personas con discapacidad.

Está a horas de ascender la cuarta montaña más alta del mundo, detrás del Everest, el Aconcagua, y el Monte McKinley.

El mayor problema de este trekking es que atraviesa cuatro zonas climáticas, desde húmedos bosques en la base hasta la fría cumbre, se lee en la página http://elkilimanjaro.com/

Cada día se camina entre  5 y 7 horas lo que permite bastante descanso.