Efecto mariposa: la importancia de contar con un plan de vuelo

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Efecto mariposa: la importancia de contar con un plan de vuelo

ESMIRNA BARRERA
Si se adoptan pequeños cambios, pero constantes, con el tiempo aparecen inmensos resultados

El 23 de mayo de 1907, nació Edward Lorenz, extraordinario meteorólogo estadunidense, quien fuera el primero en reconocer el comportamiento caótico en el modelado matemático de los sistemas meteorológicos, que originó una revolución científica denominada “teoría del caos”, que explica la dificultad de realizar pronósticos atmosféricos.

Lorenz descubrió que “pequeñas diferencias en un sistema dinámico, como la atmósfera, puede provocar cambios enormes”, fenómeno que no es exclusivo de las condiciones atmosféricas. 

POCO ES MUCHO

Este descubrimiento fue producto de una observación aparentemente intrascendente: al intentar desarrollar un modelo predictivo del clima partiendo de pocas variables y de distintas aproximaciones, logró ajustar su simulador a tres variables matemáticas, entonces, para su gran sorpresa, se percató que pequeñísimas diferencias en la información de partida (por ejemplo, omitir 3 decimales en los números de entrada) daba como resultado final enormes diferencias muy distintas a las esperadas.

Esta observación es totalmente comprobable; por ejemplo, si una persona tiene la necesidad de tomar 3 aviones en un día y la salida del primero de ellos se demora 5 minutos, es muy probable que, al final de la jornada, el viajero llegue a su destino con bastante tiempo de retraso (tal vez 3 horas o, simplemente, arribe al día siguiente).

De la misma manera, un avión que parta del punto A con destino al lugar B, puede terminar en otro lugar si en su sistema de navegación llegara a existir una pequeña desviación del rumbo; de hecho, entre más tiempo pase el avión en ruta terminará aún más lejos del punto del destino inicial, esto debido a que ese error prolongado en el tiempo de vuelo creará una enorme diferencia en el resultado final.

IMPERCEPTIBLE

Lorenz explicó este fenómeno de la siguiente manera: “imaginemos a un meteorólogo que hubiera conseguido hacer una predicción muy exacta del comportamiento de la atmósfera, mediante cálculos muy precisos y a partir de datos muy exactos. Podría encontrar una predicción totalmente errónea por no haber tenido en cuenta el aleteo de una mariposa en el otro lado del planeta.

Ese simple aleteo podría introducir perturbaciones en el sistema que llevaran a la predicción de una tormenta”; este impensable fenómeno permitió al científico sorprender al mundo con un estudio titulado: “Previsibilidad: ¿Puede el aleteo de las alas de una mariposa en Brasil provocar un tornado en Texas?”. 

Este simple descubrimiento impulsó “el comienzo de un nuevo campo de estudio que afectó no solo a las matemáticas, sino prácticamente a cada rama de la ciencias biológicas, físicas y sociales”.

Al efecto descubierto por Lorentz se le denomina el “efecto mariposa” el cual ha dado lugar a innumerables conceptualizaciones y recreaciones.

PEQUEÑOS…

Ahora imaginemos este fenómeno en la vida de las personas: si no se tiene cuidado y atención, pequeñísimas desviaciones en los hábitos cotidianos podrían provocar que les llegue a realidades totalmente distintas a las previamente anheladas.

En este contexto, lo que en muchas ocasiones determina la vida no son solo las grandes decisiones (que requieren reflexión y consejo), sino también serían los pequeños comportamientos, esas insignificancias acumuladas, eso que, sin pensar, todos los días se hace, lo que podrían determinar la biografía de las personas.

De ahí la importancia de contar con objetivos y un plan de vuelo, de construir hábitos que generen conductas adecuadas, e instrumentos de control que permitan medir los avances y detectar posibles desviaciones. 

BREVES MOMENTOS

Se progresa o retrocede en función de los breves momentos vividos, de las costumbres y los hábitos; así, la existencia paulatinamente se forja mediante sucesivas experiencias, aciertos y fracasos, a veces todos ellos imperceptibles. Es a fuerza de persistencia y repetición, más que de talento, la manera en que las personas alcanzan sus metas. Los logros son resultado de miles de pruebas y errores; de “machacar” en la práctica lo que se desea.

Las personas que buscan crecer y desarrollarse a plenitud, responden proactivamente a las circunstancias para construir momentos de vida gratificantes, apoyándose de valores sólidos y que sirven de faro, que guían en las noches nubladas o en las frecuentes tormentas que todo caminante enfrenta.

También cuentan con una voluntad inquebrantable que sabe esperar, resistir e insistir; sin ella, todo se empieza, pero nada se termina; sin ella, es probable perder el rumbo; sin ella, las desviaciones pequeñas hacen que las personas acaben en desafortunados destinos.

Si consideramos el Efecto Mariposa, en el cambio de hábitos, es sencillo darse cuenta que las transformaciones para mejorar la existencia, no es tan difícil como algunas personas piensan. Entonces si se adoptan pequeños cambios, pero constantes, con el tiempo, aparecen inmensos resultados. La clave para modificar hábitos, es introducir paulatinamente –de manera continua –minúsculas mejoras.

MÁS HACE…

En este sentido, Bernabé Tierno comenta: “sin los hábitos voluntarios, queridos libremente tras múltiples esfuerzos, no llegaremos a alcanzar la seguridad y la rapidez no sólo en la ejecución sino en las decisiones (…) la voluntad es poderosa gracias a los hábitos por los cuales ejecutamos, casi automáticamente, aquello que hemos querido y decidido previamente. Desarrollar la voluntad consiste en contraer hábitos de querer; pero no hay hábitos de querer, no hay voluntad y no hay éxito posible sin esfuerzo.

Así, ese esfuerzo inicial por algo que nos conviene, que es necesario, aunque no nos guste, constituye la fase más costosa y ardua de la formación de la voluntad, que no es otra cosa que la repetición de actos positivos sin escatimar esfuerzos”.

Es inevitable, la voluntad necesita de la motivación, de la inspiración que mueve a las personas a conseguir sus anhelos. Es la inspiración la que posibilita levantarse ante el fracaso y salir adelante ante los infortunios, que consiente trazar nuevos rumbos y metas supremas.

Una imbatible motivación, permite que todo entrenamiento valga la pena. La voluntad y la motivación generan la persistencia necesaria para llegar al destino deseado. Por ello, es entendible que “más hace el que quiere que el que puede”.

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DIME CON QUIEN…

El refrán que dice “dime con quién andas y te diré quién eres” juega un papel sobresaliente en el ámbito del efecto mariposa, pues las personas que seleccionamos como acompañantes en el viaje de la vida, en mucho nos determinan.

El camino equivocado, en infinidad de ocasiones, comienza con las malas compañías, pues pueden cambiar, para bien o para mal, al acompañante.

Incuestionablemente, la convivencia puede ensalzar la vida o destruirla, enriquecerla o corromperla, pues es claro que “el que con lobos anda a aullar se enseña”, de aquí que, en una misma familia, pueda existir un hijo que se enfoca en su desarrollo personal, porque su grupo de amigos son positivos y de buenas costumbres, y el hermano - con la misma educación - que se obstina acompañarse con “amigos” que caminan por senderos errados, tarde o temprano, termina cayendo en el fondo oscuro de un inagotable abismo.

NO HAY…

El descubrimiento de Lorenz invita a reflexionar sobre esas pequeñas desviaciones existenciales que pueden hacer que una persona acierte o equivoque totalmente el rumbo; de ahí, la imperiosa necesidad de estar presentes y atentos ante lo aparentemente insignificante; de estar plenamente conscientes de esos hábitos negativos que nacen minúsculos y que luego pueden llegar a definir, para mal, toda una vida.

Conveniente es existir con los ojos abiertos, y envolventes; siempre alertas de las actitudes tomadas ante las diversas circunstancias que se presentan porque, para rematar, las causas y los efectos suelen estar distanciadas en espacio y tiempo. Y todo tiempo, tarde que temprano, llega. Se cumple. Siempre a tiempo: ni antes, ni después.

El descubrimiento de Lorenz demuestra que, para bien o para mal, en la biografía de las personas no hay sorpresas, pues son el epílogo de las pequeñas decisiones tomadas a través del tiempo las que provocan efectos profundos en su propia historia.

Efectivamente, diminutas alteraciones, aparentemente simples e inocuas, en la conducta personal pueden llegar a generar efectos inimaginables.