Educar, pacificar y distribuir

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Educar, pacificar y distribuir

La gente necesita saber, convivir y solventar.  

Es una trilogía de verbos de urgente conjugación.

“El salón no tiene techo”, describe el chaval de rancho. “Sí”, completa otro: “Y no sale agua de la llave porque está vacío el tinaco de afuera”. El mobiliario incómodo y desvencijado,  el pizarrón con orillas desgarradas. Ellos lo notan y lo señalan. El profesor no se ve muy experimentado y los chicos se quejan de muchas ausencias del profe por andar en manifestaciones.

Los programas de estudio quedan parchados, retrasados, acelerados. La asimilación resulta inalcanzable. Los alumnos quieren saber, pero lo que les llega es exiguo e incompleto.

Homicidios escamoteados, linchamientos impulsivos, abusos de fuerza represora, ajustes de cuentas con masacres desgarran la paz social. El estallido de violencia parece estar acechando, para dispararse en cualquier momento. Una pacificación generalizada es ahora el contagio necesario para la salud comunitaria.

El crecimiento se vuelve inorgánico y monstruoso cuando no hay distribución. Crecer se conjuga como verbo absoluto y las estructuras viciadas y las actitudes sin ética producen situaciones tumorales agravadas por el cáncer de la corrupción.  La justicia distributiva no se consigue con estructuras de privilegio y de exclusividad. Se requiere un saneamiento económico. El modelo desgastado y obsoleto ha dado resultados pésimos, fabricando pobres y opulencias desbocadas.

Una prioridad inaplazable es un proceso inteligente y ágil para que los salarios minimizados y los encarecimientos progresivos no sigan produciendo el escándalo de ocios súper remunerados y trabajo manual asaltado y despojado, en cada día de pago.

Si se devalúa la educación, si se multiplican las violencias y se concentra el ingreso sobrevienen; la ignorancia y la ineptitud, los conflictos y las agresiones que destruyen y matan y las desproporciones, de contrastante desigualdad.

Educar, pacificar y distribuir son los verbos más sanos y benéficos para una sociedad desinformada, intimidada y empobrecida. La imagen es el soporífero de entretenimiento. En cada hogar será digital porque es el dedo que seguirá dando el atole televisado a quienes pierden gradualmente su capacidad crítica.

Solo las conjugaciones en tiempo presente, indicativo y personal de esos verbos logrará una colectividad capacitada, pacificada y solvente.