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Educación con valor

“La educación es valiosa y válida, pero también es un acto de coraje, un paso al frente de la valentía humana”.

Fernando Savater

Convertir las adversidades en casos de éxito es posible por la dedicación que cada quien imprime a su trabajo diario; pero se necesita además vocación, liderazgo, tenacidad y un compromiso inagotable. Visibilizar esas prácticas es doblemente meritorio cuando se trata de la docencia en una entidad como el Estado de México, con más de 250 mil maestros y maestras.

Y voy más allá: hacerlo en pleno siglo XXI en materia de formación cívica y ética convierte a maestras como Martha Maricela Galicia Lira en un cambio de paradigma por ir más a allá del mero cumplimiento del programa escolar.

Con un doctorado concluido y la licenciatura en Derecho en curso, Martha Maricela Galicia Lira es egresada de la Escuela Normal de Texcoco, especializada en Formación Cívica y Ética que enseñó en la Escuela Secundaria N° 965 Octavio Paz, de Ecatepec, y hoy directora de la escuela secundaria, turno vespertino, Aquiles Serdán, en Jardines de Morelos, también en Ecatepec. Apenas hace nueve días recibió el “Premio ABC” que otorga la asociación civil Mexicanos Primero.

Al hablar sobre la materia que imparte, no oculta su pasión: “algo fabuloso de la Formación Cívica y Ética es que posibilita el desarrollo personal y esto es fundamental en la secundaria. Si nosotros potencializamos que el adolescente se conozca, reconozca y dé lo mejor de sí para la sociedad, habrá mejores ciudadanos que tomarán buenas decisiones”.

Podríamos enumerar las historias de vida en las que esta joven maestra de Ecatepec ha incidido positivamente, pero eso lo lleva ella muy dentro como satisfacciones personales. En lo profesional resta reconocerle su congruencia en la vida y su rechazo a claudicar ante la adversidad.

Cuando Jaime Torres Bodet fue secretario de Educación, uno de sus postulados, publicado por El Colegio de México en la recopilación de sus discursos y mensajes Educación y concordancia internacional, fue que “los elementos que cohesionan la educación son los valores, el equilibrio de la libertad, la capacidad para apreciar; la enseñanza a querer la vida en lo generoso y lo verdadero para el logro del hombre libre o lo que es lo mismo, la creación de la personalidad responsable, enérgica y valerosa.

“Si la enseñanza se da de esta manera, la educación realizará su fin último que es la defensa de los principios de justicia, paz y libertad”, decía Torres Bodet.

A principios de la década de los 40 la educación impartida en nuestro país incluía la formación cívica, cuyo objeto fue fomentar entre la niñez y la juventud los valores de libertad, igualdad, fraternidad y tolerancia, en un marco de respeto.

Pasaron 30 años y fue a principios de los años 70 que la formación cívica desapareció como asignatura para crear cuatro áreas del conocimiento: matemáticas, español, ciencias naturales y ciencias sociales. Para 1993, el Estado mexicano, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), impulsó nuevamente la asignatura de Educación Cívica para primaria y Formación Cívica y Ética para secundaria.

Ante una realidad que hoy incluye el arribo de las nuevas Tecnologías de la Información, la Internet y una vorágine informativa cada vez más globalizada, es imperativo actuar en lo local, a fin de poner freno a toda forma de discriminación y promover el respeto a los derechos humanos desde el hogar, para luego reforzar los valores en la escuela y en la práctica diaria.

En el trabajo hombro con hombro entre maestros, padres de familia y sociedad es necesario preguntarnos ¿qué clase de ciudadanos estamos formando?, ¿cuál es el grado de responsabilidad de nuestros niños y jóvenes frente a otros individuos, frente a la sociedad, frente al entorno que habitan, frente al planeta?
La incansable labor de miles de maestros como Martha Galicia confirma una vez más que el magisterio es un baluarte de nuestro sistema educativo y de la sociedad.

Seguramente existen millones como ella en todo nuestro país y es de elemental justicia reconocerles la invaluable tarea de guiar a los alumnos en la visión que tienen de sí mismos e impulsarlos a actuar en beneficio de ellos y de sus comunidades; así como la firme convicción que cada día imprimen para educar con valor y predicar con el ejemplo.

@AnaLiliaHerrera