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Edición de genes
Aparte del acceso privado a un hermoso pastizal, a primera vista no había nada que distinguiera a aquellos dos terneros nacidos en la primavera pasada en un centro de cría de bovinos de Iowa, Estados Unidos. Pero sí había una diferencia: se trata de los primeros ejemplares en dar paso a una Nueva Era de la Ciencia, que será marcada por el dominio del Hombre sobre la Naturaleza.
A diferencia de la gran mayoría de sus hermanos lácteos, a estos dos becerros nunca les brotarán cuernos. Eso significa que no tendrán que someterse a descorne, un procedimiento realizado de forma rutinaria por los criadores de ganado (entre otras razones para prevenir lesiones), y que según la Asociación Americana de Medicina Veterinaria es "muy doloroso".
Cuando los terneros eran sólo una célula en una placa de Petri, los científicos de Recombinetics, utilizaron las nuevas herramientas de ‘edición de genes’ para cambiar el pequeño trozo de código genético que hace que el ganado tenga cuernos.
Y este truco, al ser copiado por las células de sus descendientes, se transmitirá a todos los ejemplares de las generaciones posteriores, que jamás tendrán esas protuberancias.
Pero lo que más llama la atención de esta ‘magia genética’, es la enorme facilidad y precisión con la que los científicos pueden manipular el ADN para introducir cambios en los seres vivos.
Fácil, rápido y barato
Como usted probablemente se enteró, la semana pasada, con el ‘visto bueno’ del Gobierno Federal de Estados Unidos, un salmón de rápido crecimiento fue aprobado como el primer animal modificado genéticamente que los estadounidenses podrán comer sin peligro, un hecho que deriva de una colección de animales genéticamente modificados, que ya está siendo criada en granjas y laboratorios no sólo de ese país, sino de todo el mundo.
Esa misma semana, los investigadores reportaron haber manipulado el genoma de los mosquitos de modo que ya no van a llevar en sus estómagos el parásito que causa la malaria. Lo que significa que esos zancudos y sus descendientes jamás volverán a transmitir esa enfermedad a los seres humanos.
Pero al contar con el poder de remodelar las especies vivientes, los expertos en bioética dicen que estos avances llevarán de manera directa a una perspectiva inminente: comenzar a ‘juguetear’ con la genética humana.
“El nuevo procedimiento es tan fácil, barato, rápido y sencillo, que en menos de un año científicos de todo el mundo tendrán acceso a la posibilidad de ntroducir cambios incluso en el genoma humano. La pregunta es, ¿lo permitiremos?”, se plantea un experto en bioética
Lo que viene
Los criadores de animales han rastreado durante siglos las especies con rasgos de interés, y han tratado de mejorar el ganado utilizando el antiguo método conocido como ‘apareamiento selectivo’, en el que vacas con rasgos deseables, por ejemplo resistentes a ciertas enfermedades o vacas que muestren una alta producción de leche, se cruzan con vacas comunes y se van eligiendo aquellos ejemplares que muestren esos rasgos en sus descendientes, para seguir haciendo nuevos apareamientos selectivos.
Pero ese proceso puede tomar décadas para lograr un objetivo concreto.
Y aparte se trata de una técnica imprecisa y difícil de realizar en muchos animales.
No obstante, las nuevas técnicas de ‘edición de genes’ no sólo han facilitado y acelerado el mejoramiento del ganado, sino el logro de objetivos antes imposibles o poco prácticos. De hecho, son procedimientos tan fáciles, rápidos y baratos que muchos se animarán a manipular la genética animal para inducir todo tipo de características supuestamente deseables.
El uso de enzimas que pueden ser dirigidas para cortar el ADN en lugares específicos, le permite ya a los científicos extraer y sustituir trozos de ADN de una manera que resulta cada vez más fácil de lograr.
De hecho, en este momento, prácticamente en todo el mundo se están buscando funciones de reemplazo en el genoma de muchos animales.
Por ejemplo, en el Instituto Roslin, de la Universidad de Edimburgo, donde se clonó la oveja Dolly, el doctor Whitelaw está trabajando con cerdos domésticos vulnerables a la fiebre porcina africana, un virus que puede devastar rebaños enteros, para introducirles genes de cerdos salvajes resistentes a la enfermedad.
Otros investigadores están trabajando en pollos que produzcan sólo hembras para dedicarlas a la producción de huevos, y ganado que produzca sólo terneros machos, que son más eficientes que las hembras para convertir los alimentos en carne.
Las nuevas herramientas de la edición de genes, también se están utilizando para alterar la genética de los cerdos con la esperanza de que produzcan órganos humanos para el trasplante.
Un ritmo acelerado
Pero la rápida llegada de los animales genéticamente modificados amenaza con superar la discusión pública sobre sus riesgos y beneficios, han advertido algunos científicos y expertos en bioética.
La discusión sobre plantas genéticamente modificadas para uso en la agricultura, tiene ya décadas de existencia. Esta tecnología se ha centrado mayormente en la producción de soya y maíz, dos especies que han sido alteradas para tolerar los herbicidas y evitar el ataque de las plagas.
La oposición a este tipo de cultivos, conocidos también como transgénicos, ha llevado a algunos procesadores de comida a negarse a utilizarlos para producir alimentos de consumo humano hecha con ellos, aún cuando los agricultores los han adoptado ampliamente y las organizaciones científicas han dicho que son seguros para la salud humana y el medio ambiente (no hay duda de que en este momento grandes cantidades de soya y de maíz transgénicos se está utilizando ampliamente en la alimentación humana).
Y eso que muchas de las nuevas generaciones de animales ‘editados’ no contienen ADN de otra especie, una preocupación frecuentemente citada entre los oponentes a los alimentos genéticamente modificados, que incorporan genes de organismos extraños (de bacterias por ejemplo).
“Lo que pasa es que los animales ‘editados’ siempre serán más controvertidos”, asegura Greg Jaffe, director de un grupo de defensa del consumidor. “Quizá porque la gente piensa que los animales son más cercanos que las plantas a los seres humano.”
Los defensores de los transgénicos argumentan que estos organismos pueden hacer la agricultura y la ganadería más eficientes para ayudar a alimentar a una población mundial cada vez mayor.
Por ejemplo, los pollos de hoy en día producen 80 por ciento más carne con la misma cantidad de alimento que los pollos de la década de 1950; y si los criadores de pollo tuvieran ahora acceso a la edición y modificación del genoma avícola, serían capaces de lograr un aumento similar en la mitad del tiempo de la crianza convencional.
La reacción del público
Aunque la tecnología transgénica no ha ayudado a la popularidad de los cultivos modificados genéticamente, no hay duda de sus enormes beneficios para aumentar la producción, aun cuando se trata de tecnologías sencillas dirigidas solamente a facilitar el controlar de las plagas y las malas hierbas para los agricultores que se dedican al cultivo de maíz y soya,
Pero aún así, esa tecnología no ha resultado convincente para que el público consuma los alimentos generados con esos granos.
Y esa es precisamente la razón por la que Recombinetics ha comenzado a mostrarle al público sus becerros sin cuernos: para ver cómo reaccionan los consumidores.
De hecho, los videos del descorne, que implica la quema de brotes de cuerno para detener el flujo de sangre del tejido córneo, ya ha obtenido cierto grado de rechazo popular y ha generado largas cadenas de comentarios de la crítica.
“Sabemos que hay una percepción pública negativa en torno al descorne, y ciertamente no es una tarea divertida para los criadores de ganado”, señala Lindsey Worden, Director Ejecutivo de la Asociación de criadores de Holstein.
Una pequeña fracción de terneros Holstein nacen naturalmente sin cuernos, y varias empresas, como General Mills, Dannon y Walmart, han animado a sus proveedores de leche a aumentar la población de estos terneros a través del mejoramiento convencional. Los agricultores han logrado algunos avances, con la población de vacas Holstein sin cuernos, pero el procedimiento es demasiado lento.
Es por eso que varios criadores de ganado dicen que están observando a los dos becerros sin cuernos, editados recientemente, para ver cómo evolucionan.
Mientras tanto, en unos meses la Universidad de California, en Davis, comenzará a tomar muestras de esperma, con ADN editado, para estudiar la posibilidad de crear una nueva generación de ganado sin cuernos.
Ya sea que esos becerros se conviertan en algo común o permanezcan como una curiosidad científica, lo que se haga con ellos puede depender en gran medida de cómo llegará el público a visualizar la tecnología de ‘edición de genes’ y sus diversas aplicaciones.
“A veces uno puede tener buenos resultados con los animales, con los agricultores y con los procesadores de alimentos, pero todavía habrá controversia entre los consumidores”, dice Jamie Jonker, vicepresidente de la Federación Nacional de Productores de Leche (EU). “Es por eso que los productores tanto de carne como de leche quieren ver cómo es interpretada por el público la supresión de cuernos en el ganado vacuno. (The New York Times)