Ecos (anticipados) del Super Bowl

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Ecos (anticipados) del Super Bowl

Uno de los grandes eventos del año —de todos los años—, lo sabe cualquiera, es la realización del Súper Tazón, el gran encuentro de futbol americano en el cual se define quiénes fueron los mejores del año en el emparrillado.

Es, también, uno de los más grandes negocios del mundo. De acuerdo con los expertos en eso de los números, la edición del año pasado —disputada entre los Patriotas y los Halcones Marinos—, generó una derrama económica —sólo en los Estados Unidos— calculada en cuatro mil millones de dólares.

Multitud de cifras son expuestas al público en los días previos y posteriores al partido de partidos: el número de televidentes alcanzados en todo el orbe; la cantidad de aguacates a ser consumidos durante las tres horas del evento; el precio de las habitaciones en los hoteles de la ciudad donde el partido se lleva a cabo; el cúmulo de bocetos y proyectos rechazados antes de aprobar la imagen gráfica del encuentro…

Entra las muchas curiosidades exhibidas se encuentra una capaz de concitar el morbo planetario: el costo a pagar por la transmisión de los anuncios comerciales durante el juego.

Desde el momento en el cual dichos anuncios rompieron la barrera del millón de dólares —por cada ocasión en la cual son transmitidos— el costo de los spots constituye una de los datos relevantes alrededor de este auténtico duelo de titanes.
Este año la expectativa se ha cumplido una vez más, al darse a conocer la millonaria cifra a pagar por cada espacio de 30 segundos durante el partido: cinco millones de dólares.

Pero el costo de los anuncios no es la única fuente de morbo en el apartado de los anuncios televisivos del Super Bowl. Desde hace algunos años también lo son las producciones rechazadas para su transmisión a través de la señal de CBS, la cadena poseedora de los derechos para ello.

Existe, según se sabe, un “código estricto” por parte de los responsables de la transmisión, para aprobar la difusión de un anuncio. No importa pues, si uno es poseedor de una chequera lo suficientemente potente como para pagar por el espacio: además debe proponer a la cadena una producción digna del Olimpo de los comerciales televisivos… O que no agreda ciertos “valores” cuyo contenido exacto sólo conocen los censores de la TV gabacha.

Así, en los últimos años se han censurado comerciales porque en ellos se pronuncien ciertas palabras “prohibidas”, porque se “agreda” a determinado segmento de la población, por “rememorar” momentos incomodos de un Super Bowl anterior o, en la mayoría de los casos, por “exceso” de contenido sexual.

La colección de anuncios rechazados es interesante justamente por eso: porque se trata de anuncios “políticamente incorrectos” cuyos creadores y productores decidieron brincarse las virtuales trancas a las cuales se encuentra sujeta la publicidad televisiva. Quien desee verlos sólo debe acudir al canal de videos en línea YouTube y podrá saciar su morbo.

Este año, como sabe cualquiera -incluso aquellos a quienes no les gusta el americano- se jugará la quincuagésima edición del súper tazón y en el camino hacia el gran evento ya han caído las primeras víctimas: entre ellas un anuncio de People for the Ethical Treatment of Animals… PETA, para los cuates.

La organización internacional dedicada a la protección de los animales, de acuerdo con los cables difundidos en la semana, propuso a los productores de la transmisión del Super Bowl un anuncio de 38 segundos en el cual se contiene un argumento contundente para invitar a los integrantes del sexo masculino a volverse vegetarianos: los carnívoros poseen una potencia sexual muy inferior.

El anuncio está integrado por dos candentes escenas expuestas de forma simultánea: del lado izquierdo de la pantalla aparece un supuesto carnívoro y en el izquierdo un presunto herbívoro. Ambos se encuentran en medio de un trance amoroso con super sexis damas. ¿La diferencia entre uno y otro? El primero termina su numerito en el segundo cinco del anuncio, mientras el otro -presumiblemente- sigue y sigue y sigue, como si le hubieran puesto las pilas del conejito.

El anuncio es sellado con una frase lapidaria: “aguanta más: vuélvete vegetariano”. Es, al menos en mi personal experiencia, el único argumento serio expuesto hasta ahora para pensar seriamente en volverle la espalda a una buena nalga… de res.
Como ya lo he comentado en alguna pretérita colaboración, considero el olor a la carne asada uno de los más seductores aromas concebidos por la naturaleza. Y, por otra parte, nunca he sido muy proclive a eso de abrazar las posiciones extremas en el terreno del cuidado de los animales.

Sin embargo, el anuncio elaborado por PETA y la determinación de los responsables del Super Bowl de prohibir su transmisión me están haciendo analizar seriamente mis convicciones.
Algo habrá de verdad en el spot, sospecho…

¡Feliz fin de semana!.
carredondo@vanguardia.com.mx
Twitter: @sibaja3