¿Ecocidio por la construcción del Tren Maya? ¿Y lo demás?

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¿Ecocidio por la construcción del Tren Maya? ¿Y lo demás?

El desarrollo del sureste del País es una de las prioridades del presidente Andrés Manuel López Obrador. El proyecto del Tren Maya (TM) tiene como objetivo impulsar el desarrollo socioeconómico de la región, proteger y rehabilitar zonas naturales de la península de Yucatán, fomentar la inclusión social, fortalecer al turismo y fortalecer el ordenamiento territorial de la región.

La construcción del TM ha levantado muchas críticas y opiniones. Al grito de “No es progreso, es ecocidio”, docenas de jóvenes se manifestaron el 11 de junio pasado en la Ciudad de México en contra del Tren Maya y exigieron al Gobierno Federal echar atrás uno de los proyectos ejes de su administración, por el severo daño que generará al medio ambiente.

Por otro lado, varios académicos y consultores coincidieron en que la obra del TM provocará afectaciones al medio ambiente, impacto a las comunidades mayas, perjuicio a la identidad de los pueblos originarios y posible especulación de tierras e inseguridad, entre otros. Además, criticaron que el Gobierno Federal no ha dado a conocer información correcta sobre este proyecto que se pretende desarrollar en el sureste del País.

Los gritos y reclamos en contra del proyecto están basados en dos premisas principales. La primera es negar por negar los proyectos de la 4T, que los grupos radicales de derecha han convertido en obsesión (o deporte). La segunda es validar de antemano conceptos imaginarios como “la gran destrucción al ecosistema”, sin siquiera conocer los términos técnicos y legales que los sustentan.

¿Por qué estos supuestos ecologistas protestan contra este proyecto de la 4T?

No conozco a ningún grupo ecologista que haya protestado por el daño ecológico ocasionado por las carreteras Cancún/Chetumal (384 km); Cancún/Mérida (303 km); Tulum/Valladolid (102 Km), en cuyas construcciones se destruyeron muchas hectáreas de vegetación y se afecta la fauna nativa: jaguares, pumas, venados, tortugas, monos y otros animales que cruzan las autovías. ¿Dónde estaban cuando los menonitas, establecidos en Yucatán, destruyeron miles de hectáreas de selva para siembra de cultivos transgénicos?

¿Porque no reclamaron cuando se concesionaron más de 25 mil títulos mineros, que representan casi 21 millones de hectáreas? Ni tampoco cuando se protestaba, en diferentes partes del País, por el riesgo de que se usara la técnica del fracking que ocasiona graves daños a la salud y al ecosistema. Afortunadamente, unos cuantos grupos que levantaron la voz han logrado detener el avance de esta técnica.

Otro argumento a favor del desarrollo del Tren Maya es que su ruta cruzará municipios que presentan altos índices de pobreza, los cuales mejorarán sus condiciones de vida por la generación de nuevos empleos y actividades; además la conectividad entre regiones impactará en el desarrollo social de las comunidades.

Es un megaproyecto que considera un recorrido de mil 500 kilómetros en los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán. El Tren Maya recorrerá zonas con gran riqueza ecológica, como la zona de Calakmul y la reserva de Sian Ka’an, hasta llegar a la laguna Bacalar, al sur de Quintana Roo. Tendrá una velocidad de desplazamiento de 160 km como máximo, con el objeto de no afectar la flora y fauna de la región.

El tren pasará por un buen número de comunidades indígenas, por lo que el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) llevó a cabo consultas para enterarlos y buscar su aprobación. Según Adelfo Regino Montes, director General del INPI, en las consultas participaron 75 por ciento de las mil 400 comunidades indígenas que están ubicadas en el trayecto del tren; se realizaron más de 30 asambleas regionales en cuatro lenguas indígenas (de los pueblos citados) y ocho asambleas regionales consultivas, con una participación de más de 5 mil autoridades y representantes de comunidades indígenas. También se llevaron a cabo reuniones con organizaciones de apicultores mayas; con 80 investigadores organizados por el Conacyt, con las tres principales organizaciones de turismo alternativo; con comunidades de conservación voluntaria, con chicleros y ejidos forestales, con 20 mil familias sembradoras de vida de 367 comunidades y, sobre todo, 15 consultas con más de 5 mil participantes, incluyendo 80 por ciento de los presidentes municipales y 85 por ciento de las autoridades ejidales.

La Manifestación de Impacto Ambiental ha sido presentada a la Semarnat, la cual tiene el objetivo de prevenir, mitigar y restaurar los daños al medio ambiente, así como la regulación de obras o actividades para evitar o reducir sus efectos negativos en la salud humana. Este estudio permite evaluar la factibilidad ambiental para la ejecución de proyectos de inversión industrial, de infraestructura, manufactura, comercios o servicios.

La pregunta es si quienes protestan por daños al ecosistema con el proyecto del TM, ¿están enterados de todo lo que se ha hecho para llevarlo a cabo? Si no, los invito a que se enteren. Hay mucha información oficial y privada. De lo contrario, mejor que se callen y se ocupen de temas y problemas ambientales que estén a su alcance. Cuando menos los de su barrio o colonia.