DOS RELIGIONES LLAMANDO A LAS ARMAS

Usted está aquí

DOS RELIGIONES LLAMANDO A LAS ARMAS

Los recientes actos terroristas perpetrados por el llamado Estado Islámico (EI) en la capital francesa, han desencadenado toda clase de posturas en favor de que se combata a los grupos terroristas islámicos; pero los hay también que con sus declaraciones justifican de cierto modo los embates del terrorismo en los países europeos. 

Inclusive los católicos mexicanos no se ponen de acuerdo. Por un lado, el Episcopado declaró el pasado domingo: “México no puede ser insensible ante la guerra del terrorismo. No se trata de un problema entre el Occidente europeo y los países islamistas; al fondo se trata de un verdadero choque de culturas más que de religiones, y nuestro país pertenece cultural e históricamente a ese Occidente al que el Islam ha declarado la guerra”. 

En el semanario “Desde la Fe”, órgano de difusión del clero mexicano, la Iglesia señala que una actitud pusilánime del Gobierno tarde o temprano nos convertiría en víctimas del terrorismo; de hecho, en los atentados de París dos mexicanos perdieron la vida. 

Todas las palabras valen y cuentan y hay que destacar la importancia de las mismas en la postura de la Arquidiócesis de México: “…nuestro país pertenece cultural e históricamente a ese Occidente al que el Islam ha declarado la Guerra”. —El subrayado y remarcado es mío—. 

En este marco, en una nota publicada el 16 de noviembre en las páginas de VANGUARDIA, se informa que organismos civiles de Estados Unidos han alertado de la presencia de grupos islámicos extremistas en territorio mexicano. 

En la misma nota, se cita un trabajo periodístico de Raymundo Riva Palacio, quien cita como fuente a una organización civil de Estados Unidos, en el sentido de que grupos criminales eran apoyados por células del Estado Islámico para introducir ilegalmente a Estados Unidos terroristas a través de la frontera de Ciudad Juárez-El Paso, Texas. El asunto es harto delicado. Grupos criminales que trafican con migrantes mexicanos y centroamericanos, son utilizados por terroristas para que junto con estos centenares de almas muertas, introduzcan por la frontera a extremistas adiestrados. 

En la misma nota aparecen unas declaraciones del obispo de Saltillo, Raúl Vera López, en sentido contrario a la postura de la Arquidiócesis de México. En su encuentro con los representantes de los medios de comunicación, Vera López aseguró que la guerra lanzada por Francia contra el Estado Islámico fue emprendida por las potencias mundiales y no por Siria. 

Por su parte, el padre Pedro Pantoja —quien se ha destacado en la defensa de los derechos de los migrantes a su paso por tierras coahuilenses hasta llegar a Estados Unidos—, declaró que los atentados terroristas de París, en donde murieron 129 personas, “no fueron más que una legítima defensa en respuesta al odio que hicieron los franceses por su conquista de Argelia”. 

Para mí que estos jerarcas saltilleros ya se apartaron de la sana doctrina que les marca la Iglesia Católica. Por un lado, la Arquidiócesis lanza una exigencia al Gobierno mexicano para combatir el terrorismo de la mano de los estados europeos y acá en Coahuila justifican las matanzas realizadas por los extremistas islámicos. 

El activismo de Vera y de Pantoja, aun pudiendo ser legítimo, los pone entre la espada y la pared, no sólo al interior de las puertas de su propia Iglesia, sino dentro de la sociedad mexicana y, concretamente, en el seno de la sociedad coahuilense en la que desarrollan cotidianamente su actividad pastoral. 

www.jesuscarranza.com.mx