Los dos son muy buenos equipos. Toluca está fino en juego y con la convicción de todo ganador. Santos se siente seguro, tiene hambre de gloria y está maduro de la cabeza.

La Final ha quedado en manos de los dos mejores competidores del actual torneo. No han sido meros participantes. Se han dedicado a construir sus respectivas campañas. Muy diferente es toparse con una buena racha y hacerla redituable. Para Toluca y Santos no fue así.

En esa construcción han regularizado su andar. Toluca se mantuvo en una línea futbolística bastante prepotente. Tuvo mucha energía futbolística para conservar la postura de equipo candidato.

Se apoyó en Sambueza, quizás el mejor Sambueza de los últimos torneos. El argentino fue factor y responsable de la estabilidad de un Toluca que juega en sintonía. Se consolidó Barrientos y el colombiano Uribe, pese a algunos vaivenes, confirmó que está a la altura de la exigencia.   

Toluca fue tremendamente regular en la defensa de un estilo práctico, combativo y vertical. Cristante le sacó el jugo a jugadores en posiciones acertadas. Hizo oídos sordos a ciertos prejuicios, como sucedió con Reyna. Le dio alas a todos y todos se han comprometido con la causa.

Siboldi consolidó su idea y reverdeció a Santos. Solidificó una base con un modelo de juego madre. No mutó en la adversidad cuando el equipo se quedó sin luces en la recta final del torneo. Al contrario, ese bajón sirvió para regenerarse.

Santos ha logrado establecer patrones de conducta bien definidos. Juega en equipo, principal factor de quiebre. Esto es que nadie está por encima del grupo. Parece fácil, pero como no hay dependencia a figuras, todo se reduce al esfuerzo colectivo.

Sobrio y audaz, Santos ha sido más equilibrado que revulsivo. Al menos, eso es lo que le ha inyectado Siboldi: mayor control y menos desesperación. Si no sale, insistir hasta donde se pueda.

Esta fórmula le ha dado carácter para vivir y no sobrevivir en los partidos. Porque una cosa es especular con el rival y el resultado y otra cosa muy diferente trabajar el partido en función de lo que se quiere, con un propósito definido.

Osvaldo Martínez, Rodríguez, Lozano, Furch, Djanyni y el Gallo Vázquez dominan la receta de Siboldi que bien lidera Izquierdoz desde el fondo. Santos está entero para llegar al título. Si no se le da, conservará su principal tesoro: la idea y un estilo de juego acorde a las aptitudes y humildad que tiene.