Dora Herrera, pintora y gran mujer avecindada en Saltillo

Usted está aquí

Dora Herrera, pintora y gran mujer avecindada en Saltillo

No era coahuilense, pero la mayor parte de su vida transcurrió en Saltillo. Era esposa de un pintor afamado y pintora ella misma; maestra del Ateneo Fuente, donde enseñó francés a los estudiantes; miembro del Seminario de Cultura Mexicana. Participó en diversas exposiciones colectivas en Saltillo, Monterrey y la Ciudad de México. Vivió siete años en Estados Unidos y regresó a Saltillo, donde murió en 1975. Como homenaje a su memoria, sus hijos, Mario y Romana, fundaron la desaparecida Galería Dora Herrera.

Dora Scaccioni de Herrera llegó a Saltillo en 1920 con su esposo, el pintor Rubén Herrera. Era una bella dama italiana de 24 años y, como él, también pintora. El inventario de sus obras es extenso, incluye más de 80 retratos tamaño natural y más de 400 cuadros, paisajes, flores y temas costumbristas. Su exquisito genio de artista sabía copiar la naturaleza y el hombre con sus pinceles y al mismo tiempo experimentar en otros campos de las Bellas Artes, como la poesía, donde encontró otro cauce de expresión a sus sentimientos. Observadora de su entorno, en 1925 dejó un momento el pincel y tomó la pluma para escribir un poema relativo a su calle: “La Vieja Casona”:

 

El viejo caserón de los Sánchez Navarro

ha perdido hace tiempo su aspecto señorial...

Ni pájaros en jaula, ni macetas de barro

alegran ya los pórticos del patio colonial...

 

Muy grande era la casa de los ricos hidalgos...

Íntima y abierta al sol... En los patios había

bullicio de criados y ladrería de galgos...

Adentro una penumbra como de sacristía...

Penumbra en que sangraban místicos Corazones

de Jesús y brillaban discretos los brocados,

que olían como a jazmín y nardos deshojados,

saturada de paz, de incienso y de oraciones...

 

El viejo caserón ya no reza ni sueña...

Por el portón abierto de la Calle Real

acoge la incolora multitud que es su dueña...

El caserón es hoy Casa Municipal...

 

Dora Herrera vivía en la calle de Bravo bajando Aldama. A su muerte, su hijo Mario Herrera instaló ahí el primer Museo “Rubén Herrera”, antes de que en su administración como presidente municipal, Óscar Pimentel fundara el museo oficial dedicado al maestro, en la esquina de General Cepeda y Juárez. La casa de la familia Herrera estaba ubicada a espaldas de la antigua casa Sánchez Navarro. Esta última se extiende de calle a calle, de Hidalgo (la Calle Real del poema) a Bravo, y en el siglo 19, los patios y habitaciones de servicio se encontraban en la parte que da a Bravo, a la que daba acceso una enorme puerta cochera, ahora recién restaurada por el gobierno estatal a través de la Secretaría de Educación. Cuando fue residencia Sánchez Navarro, sus dos hojas se abrían a las carretas cargadas de leña y verduras de la Hibernia y las huertas tlaxcaltecas, y en el tiempo de doña Dora, mediados del siglo 20, se abrían a la Comandancia de Policía, la oficina del Ministerio Público y la cárcel municipal, pues la casa señorial de otros tiempos era ocupada por la presidencia municipal. De ahí los lamentos de la pintora.

Tiempo después, la casa alojó a la Secretaría de Educación Pública de Coahuila, y en 1998 dicha Secretaría y el Gobierno del Estado le restituyeron su dignidad de casa señorial para alojar en ella el Centro Cultural Vito Alessio Robles. Las que fueran habitaciones de la familia Sánchez Navarro, hoy vuelven a respirar aires de gozo, tranquilidad y sosiego, convertidas en una rica biblioteca de ambiente sobrio y silencioso, propicio al estudio y la producción intelectual; galerías de arte que invitan a la contemplación y al goce estético. Sus dos patios cubiertos con domo reciben a la comunidad saltillense en las distintas manifestaciones del arte y la cultura, y el principal se llena del bullicio de grupos y niños que van a leer la historia de su ciudad pintada por Elena Huerta en sus amplios muros.

Si hoy viviera la gran mujer que fue Dora Herrera, vería con buenos ojos la vieja casona y diría que ha vuelto a soñar, dedicada a la difusión de la cultura y las artes.