¿A dónde va NL?

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¿A dónde va NL?

Lectores atentos como usted que hace el favor de leerme, me preguntan y recuerdan que antes de terminar las pasadas campañas electorales y como siempre, me atreví a dar mi pronóstico. 

Con tiempo, es decir, dos semanas antes del domingo de elección, a todo cuanto ser humano me preguntaba sobre los resultados, les espetaba que en Nuevo León ganaba un personaje echado par adelante, una especie de “Vicente Fox recargado”, Jaime Rodríguez, ahora conocido en todo el mundo como “El Bronco”. Así lo dejé escrito y lo repetí allá por junio en un tríptico de textos titulado “Ecos”. 

Y al asumir este pasado sábado 3 y domingo 4 de octubre el liderazgo de la gubernatura ganada en las urnas no como voto a favor de él, sino como voto de castigo en contra de la trapacería y corrupción generada por el clan Medina en Monterrey, (Humberto Medina, ex funcionario de Coahuila y su hijo, Rodrigo Medina ya ex Gobernador y ex funcionario federal en Coahuila), el coro de claques se ha apresurado a aplaudir a un Gobernador “independiente” el cual aún no ha hecho nada. Nada. Como usted lo sabe, escribo también en Monterrey y paso algunos días de la semana en Apodaca, no pocas ocasiones cuadro más rápido el puzle regio que el local. La esperanza se huele en el ambiente, pero la desilusión puede ser del tamaño de la confianza depositada en un Gobernador que no sale de arengar a las masas como “raza”. Si Fox mataba tepocates, víboras y ratas con sus botas: Rodríguez está enamorado de sus palabras, de su lenguaje “echado para adelante” y de su discurso huero y facilón… es decir, sigue en campaña. 

Y caray, me jacto de escribir en estas páginas de VANGUARDIA junto a uno de los mejores narradores y analistas, el maestro Armando Fuentes Aguirre. 

¿Leyó usted el pasado lunes aquí en este rotativo su texto de colección titulado solamente “Bronco”? letra por letra fue invulnerable. Lo despojó de su aureola de santidad, buenos deseos y lo desnudó tal como es, un hombre emparentado con los sastres: todo lo resuelve al día de hoy a base de puntadas. Por morbo, seguí paso a paso su toma de posesión la cual realizó en su caballo. Hizo una cabalgata y se coronó en la Arena Monterrey. 

Si usted lo recuerda, aquí lo hizo en el Parque Madero, Enrique Martínez y Martínez. Nada hay nuevo. Su pieza de oratoria fue y es más de lo mismo: megalómano, en campaña por siempre; rudo, norteño según él, frases y lugares comunes, nada de compromisos de cómo va hacer las cosas y sí mucho de que con su llegada, y nada más con ello, “se han ido los nubarrones y ha vuelto a salir el sol”. Puf, pobre angelito. 

Esquina-bajan

Y lo más importante, a cobrar venganzas. La gente pide sangre en la arena. Éste al parecer, quiere cumplir. Si usted siguió las campañas, Jaime Rodríguez, de inicio, no decía nada respecto del endeudamiento de Nuevo León y el posible tráfico de influencias y corrupción de Rodrigo Medina y su papá, Humberto Medina, cuando empezó a saberse de sus cuentas millonarias y compra de inmuebles no sólo en NL, sino en USA. En esos días Rodríguez prometía hospitales, escuelas, mejora en el transporte… hoy dice que actuará contra quienes comprometieron al Estado con 100 mil mdp. Así, de la noche a la mañana. ¿No hubo pacto de impunidad?

¿Cuál es la posible influencia y contagio del efecto y fenómeno “Bronco” en la próxima elección en Coahuila de los Moreira? Al día de hoy, ninguna. Vamos por partes. El éxito, la inteligencia o el carisma no se dan por ósmosis, por contagio, vecindad. ¿Dónde está hoy Noé Garza Flores? Jesús Carranza lo dijo primero: antes de que VANGUARDIA naciera a la luz pública hace 40 años, Garza Flores ya vivía del presupuesto priísta. A 45 años de militancia, le nació la “dignidad.” Lo van hacer polvo y ya circulan audios de sus negocios. Cartucho quemado antes de encenderse. 

Nunca segundas partes fueron buenas. Otro: Armando Guadiana Tijerina, al cual por la edad le tiemblan las corvas, ignoro si él se auto nombró “el indómito”, como una pálida copia de “El Bronco.” De risa eso. El caballo de Jaime Rodríguez se llama “Tornado.” Señor Guadiana, para que no lo confundan con un caballo, ¿no sería mejor adoptar otro seudónimo de batalla en lugar de buscar sinónimos con tan ramplón apodo como: el indomable, el rebelde, el revolucionario, el bravo, el… bla bla bla? Imitando no va a ningún lado. Prueba es que nadie ha tomado en serio la candidatura “independiente” de tan funámbulo personaje. 

Letras minúsculas

Para ganarle en la urna a los Moreira y su empleado favorito, Riquelme, hay que ponerse a trabajar hoy, como dijo el deslenguado Fox. ¿A dónde va NL?