¿Dónde el paraíso?
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¿Dónde el paraíso?
¿Soy un eterno aguafiestas? Sí. ¿Estoy amargado? Sí y no. No hay contradicción de por medio. ¿Soy el prietito en el arroz inmaculado del Gobierno en turno? Es mi trabajo. Que otros aplaudan las torpezas y yerros del Gobierno. Mi trabajo y esencia es esto: observar, criticar, poner el dedo en la llaga, señalar lo que a mi juicio se hace mal y afecta a la ciudadanía. A los ciudadanos comunes y corrientes como yo, los que vivimos en un mundo “real”. Y en este mundo real es donde de verdad se mide el pulso de la sociedad, el verdadero devenir de los ciudadanos y es donde se reflejan los avances o retrocesos del Gobierno.
Algo malo debe de estar pasando en este Coahuila podrido y en el inefable Saltillo de Chilote López Villarreal para que nos vaya como nos está yendo. Algo malo, muy malo debemos de estar haciendo para que la mala fortuna, la desdicha y la tristeza se ceben así de fuerte con nuestros pueblos. Algo malo, muy malo y errático ocurre para que se multe a los conductores que, manejando a cierta velocidad, “atropellen” a una mariposa en las carreteras de Coahuila (VANGUARDIA, 1 de octubre) y nadie diga nada por los robos famélicos (robos por hambre) que suceden diariamente en la región. En días pasados uno de éstos causó una tragedia, la muerte de una infanta de ocho meses de edad, Marlene Arely Ortiz, y luego la muerte de su joven madre, Liliana Ramírez Rodríguez de 21 años, quien junto con su esposo, Juan Carlos Ortiz de 21, huía en un auto desvencijado luego de robar… despensas. Robaron por hambre.
Algo está podrido, muy podrido para que Eglantina Canales, secretaria del Medio Ambiente de Coahuila, se preocupe por la vida de una pinche mariposa y nadie se preocupe por la vida de una bebé y de su joven madre quien, junto a su esposo, robó comida. ¿Y el módulo de Atención Ciudadana del Gobierno que opera Melly Díaz y que tiene una sola tarea: regalar despensas (migajas, pues)? ¿Por qué no lo hace y mapea la pobreza y el hambre para que de verdad ayude? ¿Ya le dio seguimiento al dramático caso? Algo podrido hay, muy podrido hay en el ambiente para que la “muerte” de una pinche mariposa sea noticia importante y no la dolorosa e infausta muerte del joven Miguel Ángel Rocha de apenas 19 años (trabajaba como dependiente-vendedor en una tienda de telas por el centro), quien fue asesinado de una puñalada por resistirse a ser asaltado en pleno centro de Saltillo cuando se dirigía a comprar… una hamburguesa.
Esquina-bajan
El día de su triste sepelio, su madre, Myrna Arauz, dijo: “Traía un celular y un maletín donde cargaba el poco dinero que ganaba, ese celular lo ganó con nueve horas de trabajo diarias, que juntó por muchas quincenas; me molesta que él ganó con muchas horas de trabajo todo lo que le querían robar ese día…” El paraíso, los empleos millonarios, la harta marmaja que se gana en todo Coahuila, la seguridad, el pasear a las tres de la noche tarareando una alegre melodía sin ser molestado, todo esto sólo ocurre en los espectaculares y publicidad oficial; no en la vida real.
Tres días, tres secuestros. Las ocho columnas del diario El Guardián del pueblo del día 8 de octubre fue lapidaria: “Secuestran a ejidatario”. El “balazo” fue mejor: “Van tres casos de rapto en tres días consecutivos”. De tres, tres. Pero la publicidad oficial dice que estamos más a toda madre que nunca, las estadísticas nos ponen con seguridad y tranquilidad igual que en Neptuno, los índices van todos los días a la baja, bla bla bla… El día 4 de octubre, presuntamente una mujer fue plagiada, alrededor de las 9 de la noche en el Parque Venustiano Carranza. Para el día 5, un hombre en la colonia Fundadores fue privado de su libertad por personas armadas. El día 7, un ejidatario fue plagiado por la carretera central o 57.
Algo malo, muy malo ocurre cuando se invierten millones de pesos en cuarteles para la milicia o la policía estatal (la represión) y no se invierte ni un jodido peso en atender a jóvenes como el de 19 años que trabajaba de sol a sol para lograr sus sueños (¿tendrá algo que decir al respecto Carlos García Vega?) y que fue apuñalado y muerto por defender algo válido: el producto honrado de su trabajo y esfuerzo de quincenas, meses enteros, según leímos en palabras de su mamá. Defender lo suyo le costó la vida. La policía de Chilote López sólo caza borrachitos, seamos francos.
Letras minúsculas
Perdón pero… estoy hasta la madre de tanto distractor. Ahora resulta que es más importante una pinche mariposa que las vidas de una bebé y una mujer.