Donald I, ¿un rey sin país?

Usted está aquí

Donald I, ¿un rey sin país?

El objetivo de Trump es volver a hacer de Estados Unidos un gran país, convirtiéndose en una especie de embajador y marca del país.

Miles de globos de colores elevándose al aire por encima de la multitud al final de la Convención Nacional del Partido Republicano en Cleveland que confirmó la nominación de Donald Trump como candidato del partido. La emoción y el entusiasmo para ocultar que en realidad muchas cosas salieron mal y que el partido tiene graves problemas internos.

Mucho más Estados Unidos y menos mundo. Más puestos de trabajo y menos sufrimiento, más bienestar y él, el millonario como un imbatible defensor de los más desfavorecidos: éstas son algunas de las promesas que Trump lanzó a la balanza de la campaña electoral tras ser nominado candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca.

Y él se siente llamado a cumplirlas: nadie conoce el sistema mejor, así que nadie mejor que él puede sanarlo. Globos al aire y alegría desbordada, así fue la Convención Nacional Republicana en Cleveland, clausurada la noche del jueves.

El candidato republicano a la presidencia, Donald Trump (c), y su familia celebran tras el discurso de Trump, durante el día de cierre de la Convención Nacional Republicana 2016. Foto EFE
Nunca había habido un tono tan negativo como en esta convención"...
Geoff Skelly, experto electoral

Cuando Ivanka Trump describió a su padre como un hombre muy personal y tierno y trazó la imagen de un titán con capacidades increíbles como líder, se alcanzó el punto culminante del congreso, arrancando lágrimas de emoción y entusiasmo.

Gritos de "USA, USA", "construye el muro", en referencia al muro prometido por Trump en la frontera con México para contener la inmigración, y de nuevo: "enciérrala". Esta vez la referencia se dirigía al personaje más odiado de la convención, la virtual candidata demócrata y su oponente en la carrera a la Casa Blanca, Hillary Clinton.

Por fin lo tenían ahí, a su candidato, que pronunció un discurso bien trabajado que llegó a los corazones de sus seguidores. Aunque no quisiera, era el más importante hasta el momento y Trump superó el obstáculo sin esfuerzo.

Con esta escenificación, casi engaña lo que en realidad ha sido una convención plagada de problemas que ha dejado en evidencia que no todo va bien en el partido.

Días antes, en un destacado acto de sabotaje político, Ted Cruz aprovechó nada menos que la convención republicana para dejar claro públicamente que no apoyaba a Trump. Noventa minutos después de su sibilino "voten según su conciencia", el equipo de campaña de Clinton aprovechó el eslogan para tuitearlo junto con un link para el registro de los electores. Pese a ello, los delegados de Texas se mostraban horas después entusiasmados por el atrevimiento de su senador Cruz.

Trump había prometido un superespectáculo gigante en Cleveland, pero al final todo fue muy convencional: decenas de discursos, música aburrida, banderitas, pancartas y fiestas de los delegados. Y para colmo, estrambóticos errores y una gestión muy poco profesional de las acusaciones de plagio al discurso de la esposa de Trump. La organización del partido dejó claras sus deficiencias.

Además, la convención fue tan floja, que ni se planteó ni esbozó la situación ni el futuro de Estados Unidos, sino tan sólo del partido.

"Nunca había habido un tono tan negativo como en esta convención", señala el experto electoral Geoff Skelly, de la Universidad de Virginia en Cleveland. "Incluso aunque haya una tendencia general a las campañas negativas: lo que ocurrió aquí fue realmente poco habitual".

Trump y Clinton están unidos paradójicamente. En una especie de simbiosis forzada y paralizante, en la cumbre de su impopularidad se roban votos y energía. ¿Qué ocurriría si en alguno de los partidos hubiera un candidato sin tantas lastras? Al final es su profunda enemistad lo que mantiene fieles a sus seguidores.

El candidato republicano a la presidencia, Donald Trump (c), junto al candidato a vicepresidente, Mike Pence (c-d), y sus familias tras el discurso de Trump, durante el día del cierre de la Convención Nacional Republicana 2016. Foto EFE

En algún momento, sin embargo, Trump tendrá que ofrecer a los suyos contenido real. Quizá un congreso interno no sea el mejor lugar para ello pero Trump depende del apoyo de los electores independientes en el país si quiere tener alguna opción de ganar las elecciones. Y para ellos, la monótona cantinela contra Clinton no es suficiente.

¿Cómo quiere Trump sacar a flote a un país al que considera en decadencia? ¿Qué recetas, programas e ideas?

El diario "The New York Times" asegura que antes de a Mike Pence, Trump ofreció la candidatura a la vicepresidencia al gobernador de Ohio, John Kasich. Al mismo Kasich, de quien hace poco hablaba muy mal Trump diciendo que no lo soportaba, le iba a ofrecer la responsabilidad de toda la política interna y externa de Estados Unidos.

El objetivo de Trump es volver a hacer de Estados Unidos un gran país, convirtiéndose en una especie de embajador y marca del país. Algo que hace intuir cómo se imagina una futura presidencia: él aporta la marca Trump, mientras de las bajezas de la política se las deja a otros. El portal "Vox" lo comentó de forma irónica: "Elijamos a un rey, un presidente poderoso es una mala idea. Que delegue más".

Los aliados estadounidenses no ven, sin embargo, nada divertido en la idea de una presidencia de Trump. ¿Iba en serio en su reciente cuestionamiento de la asistencia de la OTAN a un aliado cuando es atacado? Sus declaraciones fueron nueva leña al fuego para la convención el jueves, como si no hubiera habido ya suficiente debacle.

Trump asegura que con él en la presidencia comenzaría una nueva era. Y Hillary Clinton tendrá que esforzarse a partir del lunes en la convención demócrata en Philadelphia, por advertir de las consecuencias al respecto.