A 150 años de la creación del Ateneo Fuente, uno se pregunta cómo es que se logró concebir un sueño, un proyecto y sin dudar, la respuesta sigue siendo la misma: con esfuerzo y trabajo, el de don Nazario S. Ortiz Garza.

Ahora que el edificio y la misma institución no sólo son parte de un panorama físico, sino también de un panorama educativo, pues sigue siendo la esperanza de muchas familias y estudiantes, es necesario recordar que Coahuila es tierra fértil para la siembra y la cosecha de grandes esfuerzos.

El imponente edificio ha sido testigo de muchas historias de éxito. Su propia construcción lo es, y es producto del trabajo de don Nazario S. Ortiz Garza.

El Ateneo Fuente fue soñado, pensado y puesto en marcha por don Nazario, con la visión siempre puesta en el futuro, porque como dijo alguna vez Adolfo Ruiz Cortines, “No siembro para mí, siembro para México”.

Pero sin duda, fue con el edificio del Ateneo Fuente la obra con la que don Nazario vio coronado su más grande sueño: que hubiera una casa para la escuela que le proveyó del aprendizaje en su juventud.

De su mano, Saltillo recibió grandes obras educativas como la reconstrucción de la Escuela Normal de Coahuila, la fundación de la Escuela de Farmacia y la Escuela Industrial Femenil, donde se preparaba la juventud de los años 30, siempre pensando en que para tener un mejor país, la ciudadanía debía estar preparada y más siendo mujer.

El fabulista Jean de la Fontaine decía: “Por las obras se conoce al artesano”. Don Nazario fue artesano por que en cada obra imprimió una parte esencial de su alma, era el espíritu del trabajo el que le infundó el ánimo y la inspiración para cada una de sus obras.

Las palabras por sí mismas constituyen una fuerza motriz para la memoria, y el licenciado José Domingo Ortiz Montes trabajó en un libro para conservar más allá de la obra pública de su tío abuelo, don Nazario S. Ortiz, lo hizo para compartir la esencia del hombre que fue amigo, padre y colaborador.

Difícil tarea plasmar por escrito las emociones, los recuerdos y las notalgias de quienes estuvieron cerca de don Nazario. Sin embargo, el autor pudo captarlo todo y ofrecerlo a los lectores mediante su obra “Don Nazario S. Ortiz Garza. En la amorosa entrega de toda un vida...”.

José Domingo Ortiz siguió de cerca los pasos de don Nazario a través de las palabras de sus entrevistados. Hizo recorridos mentales acompañando a cada uno de los personajes que entrevistó y de quienes obtuvo una semblanza más humana de él.

También comprobó que la presencia histórica de don Nazario es más que de visionario, es la del constructor de una ciudad que ya proyectaba un futuro prometedor, una ciudadanía trabajadora y el centro de donde saldrían ilustres educadores, talentosos artistas e inspirados literatos.

Aunque las entrevistas y testimonios le llevaron al autor mucho tiempo, la recompensa es invaluable, pues el libro es el conjunto de historias y experiencias personales entre quienes tuvieron la fortuna de vivir, trabajar y colaborar con don Nazario.

La presentación hecha en días pasados por el autor y el Lic. Armando Fuentes Aguirre en la Biblioteca del Ateneo Fuente, creó un vínculo indisoluble entre los ateneístas y don Nazario, pues no sólo les dio casa y educación a los estudiantes de Saltillo, sino que les forjó un caractér distintivo, por que él es el mejor ejemplo: Ateneísta se es siempre.

Es razonable el orgullo de pertenecer al linaje de don Nazario S. Ortiz Garza, porque su obra, sus creaciones, sus proyectos consumados a lo largo y ancho de nuestro Estado siguen en pie, como la imagen de lealtad y honradez que de él se tiene.

DATOS

800 mil pesos costó la construcción del Ateneo Fuente.

40 por ciento del presupuesto estatal representó la inversión del Ateneo.