Domingo de resurreción

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Domingo de resurreción

Cuando uno vive cerca de Dios, las cosas son no menos dolorosas pero sí mucho más sencillas

En estos días santos y con aplicaciones que te recuerdan lo que hacías  años atrás, nos dimos cuenta de que hace un año empezando el lunes,  vivíamos una auténtica semana santa y no lo digo por estar en el hospital si no porque además de que sin tantas distracciones es más sencillo sentir a Dios hace un año nos avisaban que el cáncer había regresado después de trasplante y que probablemente le quedaba solo un mes de vida a nuestro hijo, y es que en aquellos momentos recuerdo que vivía como en las nubes, sin quejarme y agradecida de poder tener un día más a Luis Pablo pero exhausta tanto física como emocionalmente así que hasta un año después nos dimos cuenta de lo que realmente vivimos en estas fechas.

Luis Pablo hace un año cargaba la cruz más pesada de la vida como hoy lo hacen otros niños en los hospitales, el dolor físico de su estado tan deteriorado, casi nunca platicamos esto porque decidimos concentrarnos en lo positivo que tuviera el día por muy pequeño que esto fuera,  pero en estas épocas Luis Pablo dejo de hablar, de comer,  de caminar, de moverse… poco a poco y a la vez muy rápido fue perdiendo todas sus facultades y acepto con un espíritu incansable y como el gran guerrero que siempre fue cada cosa que le iba pasando, sin quejarse, sin repelar, con una madurez impresionante y siempre diciendo con una voz muy débil y con mucho esfuerzo el nombre de mi columna: “todo va a estar bien”.

Hace un año empezábamos a platicarle a nuestro hijo que pronto estaría en los brazos de Jesús y hasta hoy al recordarlo, reflexionamos  como cuando uno vive cerca de Dios, las cosas son NO menos dolorosas pero sí mucho más sencillas.

Este año nos tocó estar del otro lado, gracias a Dios que nos da la oportunidad de poyar a quienes nos apoyaron en aquel momento durante nuestra estancia en Houston y pienso que diferente es nuestra vida si pensamos en como estábamos el año pasado, cada día es un milagro y agradezco el día de hoy, sin embargo y después de lo que escribo que vivimos, muchos podrían pensar que nuestro tiempo hace un año fue desafortunado y hoy descubro que éramos realmente afortunados porque vivíamos a Dios en un cuartito de hospital después de dos años de lucha resignados y aceptando su voluntad con toda la fe y esperanza en su promesa de resurrección y de que nos volveremos a ver.

Por eso, este domingo de resurrección reflexiné lo afortunados que somos y resucitemos en vida.

Aunque esta emblemática fecha ya pasó todos los días son una oportunidad para reflexionar al respecto, por eso te invito a que pongamos en la cruz nuestro mal temperamento, nuestras quejas, nuestra actitud negativa, nuestras críticas, a la persona que me cae mal y resucitemos en el amor al prójimo que tanta falta nos hace como humanidad al ver tantas guerras y cosas horribles que están pasando en estos días.

Resucitemos siendo mejores personas y seamos conscientes de que este día es el único que tengo y puede ser el mejor o el peor dependiendo de como quiera hacerlo. Dios nos ofrece la resurrección como salvación así que aprovechemos y mañana iniciemos renovados dejando atrás nuestros defectos y tratando de ser mejores cada día. Dios no nos dijo si en esta vida nos iría bien o mal, si tendríamos salud o no, lo único que nos prometió y tenemos seguro desde que nacemos es que vamos a morir, vivimos para morir, es tan sencillo… si vivimos preocupados moriremos preocupados, vivamos felices y en paz para poder morir de la misma manera.