Doctorado en el kínder

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Doctorado en el kínder

 Mucha edad inmadura requiere volver a aprender de la cátedra infantil.

Ir a luchar por conseguir el título académico equivalente a un doctorado en humanidad, en sencillez, en diafanidad, en alegría.

Doctorarse en rectitud que descubre lo que -en el juego de la vida- no se vale. Librarse de las chapuzas y las pasadas, los abusos y los berrinches.

No andar los caminos de pleitos inútiles, de rencores y de codicias. Saber convidar -en el recreo al que te puso un apodo y darle otra oportunidad al que dejó caer tu celular.

Eso no se aprende en pantalla. Requiere el roce presencial, la cercanía y la sacudida intersubjetiva que hace caer las máscaras.

La equivocación pandémica en el mundo es la excesiva adultez. Esa que no es madurez sino elefantiasis y crecimiento no orgánico sino tumoral. Etiquetarse de mañas y manías creyendo que son experiencia válida e inofensiva.

Mientras más niño es el niño es mejor maestro de vida y aun al aprender está enseñando. Un asilo de ancianos, en Canadá. estaba próximo a un kindergarden y los niños y niñas iban una vez por semana a cantar, a recitar, a darles pequeños regalos hechos con sus manos. Mejoró -en aquel asilo- la salud mental. Fue llegando un clima fresco de felicidad.

Pasaron las veinticuatro horas del Día del Niño y de la Niña. Son ellos y ellas, en todo el mundo, los que irán recibiendo lo que los adultos vayan entregando antes de despedirse. Su pequeñez de estatura es su grandeza. Quienes vuelven a su kínder sienten que se doctoran en lo esencial y en lo único necesario...

INDIA Y BRASIL

Su calendario es rojo por los contagios y decesos y la insuficiencia de los servicios elementales e indispensables. Hay variante de virus de la India ya presente en 17 países.

Con atención prioritaria universal ha de aplicarse el control taiwanés en que solo ha habido 11 fallecidos y un poco más de mil contagios.

En CDMX se da —en el calendario- un anaranjado amarillento que anhela reverdecer. Y acá se inician vacunaciones de menos edad, al mismo tiempo que los mayores vacunados esperan las segundas dosis.

¿ENCHUFAR O LLENAR TANQUE?

La conciencia de no contaminación se extiende y se arraiga en el mundo al ver las graves consecuencias del calentamiento global. Tomar la atmósfera como basurero de residuos gaseosos tóxicos se ve ahora en toda su gravedad. El virus que asfixia ha puesto delante de los ojos la importancia de aire puro, de oxígeno, de ambientes urbanos sin poluciones dañinas.

No se ve con buenos ojos lo que requiere combustión y explosión. Se privilegia el sol, el aire, las mareas, lo nuclear y lo eléctrico. La planta de Ramos Arizpe empieza a contemplar horizontes continentales cuando se sustituya el llenar tanque con enchufar cable.

Metrobuses eléctricos, vochos con voltios en lugar de litros y baterías a pasto. Cada vez más pequeñas y más duraderas. Antes se pasó de carreta y diligencia a charanga, se pasó de vapor a explosión de gas por chispa de bujía. Ahora se sueña en poner enchufes por todas partes... Hasta la silla eléctrica puede desplazar a la inyección letal en donde todavía mata la ley...

¿NI BIG NI BANG?

Los jóvenes científicos tienen ahora ojos muy poderosos para contemplar el firmamento.

Y tienen largas instalaciones para producir choques de mini partículas.

Y ya no bastan Newton ni Einstein ni Hawkins para explicar los misterios del universo.

Las partículas en la física cuántica plantean nuevas interrogaciones y ya hay quien diga que ni big ni bang, sino habrá que pensar que el Creador siguió otro camino más sorpresivo para iniciar la aventura de la que formamos parte...