Distrito comedia

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Distrito comedia

Mire, yo no sé cómo anden las cosas allá en su distrito, pero aquí en el 14 pintan del cocol.

Me refiero a lo electoral, por supuesto… Bueno, también lo económico… Sí, los servicios públicos, un poco, sí… También la seguridad, obvio, no se me olvida. ¿Qué? Ah, sí, la cobertura de internet chafea a cada rato. ¿Cómo? ¿De COVID cómo andamos? Ya sabe, viviendo este repunte como si fuera el último.

Pues parece que sí estamos de la chingada, pero como ya le dije: ¡Bendito sea el Señor!… el de los elotes, porque no somos el distrito 16, ya que dicen que allí se aparece un hermano de Humberto Moreira pidiendo su alma, digo, el voto.

No exagero, la boleta electoral que nos ofrecen los distintos partidos, corrientes e ideologías que conforman el espectro político regional valen queso, y ya ve que ahora resulta que ni el queso tiene queso.

Sólo por no dejar, vamos a revisar el menú de esta fonda de mala muerte que es nuestro sistema democrático. Al menos los platillos principales, porque las botanas ni siquiera valen la pena el esfuerzo. Bajo su propio riesgo. (Exceso demagogia. Exceso populismo). ¡Gracias, nuevo etiquetado!

En el carril número uno, contendiendo por el partido oficial, el Revolucionario Institucional, la candidata María Bárbara Cepeda Boehringer, cuya trayectoria me es totalmente desconocida, ya que hasta antes de la elección, las únicas notas que encuentro donde ella figura son de sociedad (que si el bautizo, que si la despedida, que si el baby chagüer y cosas así).

Pero mi investigación exprés no fue del todo ociosa, ya que así nos enteramos de que el orgulloso padre de la candidata no es otro que… ¡Abraham Cepeda Izaguirre! (efecto de sonido de grillos).

Ningún millennial, centennial o persona de menos de cuarenta años tendría por qué saber quién es ese señor, la verdad. Pero para eso estamos aquí los paleonto-periodistas, para hablar de fósiles.

Cepeda Izaguirre es un dinosaurio presupuestívoro del priásico tardío, mismo que no puede sobrevivir muy lejos de la munificencia del erario. Este espécimen se mimetizaba durante el moreirato temprano, bailando cumbias en las contiendas electorales. Era como ver al profe de la danza, pero sin gracia ni ritmo. Y al parecer, el Abrahamcepedasaurio ha transmitido a su descendencia toda la información genética para sobrevivir con éxito. ¡Bonita chingadera! Como siempre, la política plagada de juniors y ahora “juniars” (por aquello de la inclusión).

De Amal Esper en serio que escuché su nombre y pensé que era un personaje del universo de Star Wars, pero no, es la candidata por el mochi-verso de Acción Nacional.

Siendo honestos, sí debí acordarme de ella (pero es que antes usaba su nombre completo y creo que otra nariz). Y es que la hoy candidata por el PAN nos dio la nota y nos hizo el día cuando, durante la administración de Chilo López la nombraron directora del Instituto Municipal de la Mujer, con nula experiencia en la administración pública y siendo su especialidad el diseño de modas. Por eso a nadie sorprendió (aunque mucho nos divirtió) que para celebrar a las niñas propusiera una tarde mini fashion con spa, lo que le valió el efímero mote de Lady Fashion. 

Y mire, está bien. La señorita no tiene por qué saber de todo, pero es obvio que la labor de diputado está completamente fuera de su esfera y para improvisados en el Congreso, ¡no, gracias ya mantenemos a un chingo! 

Amal Lizette Esper Serur ni siquiera milita en el PAN, pero fue lo más cercano a una candidata que el partido pudo ofrecernos a los moradores de estas tierras sin fibra óptica.        

En teoría, debería hablar también de la candidata de Morena, ya que es el partido del Presidente de la República, pero lo cierto es que su presencia en Coahuila es muy inferior a la de la cadena de hamburguesas Wendy’s, y según me parece recordar hay dos nomás.

Los perfiles son todos tan olvidables, como las divisas políticas postulantes. ¿Partido Emiliano Zapata? ¡No me jodan! Tendría mejores posibilidades si su logotipo fuera la imagen del caudillo entaconado, así de perdido ganaría el voto gay.

Merece su mención Alfonso “Poncho” Danao, pues de candidato independiente ya pasó a cogerle el gusto a las candidaturas de comparsa. Hoy por Movimiento Ciudadano, sabe que no va a ganar, así que ni siquiera va a tener que ir a alzar la mano, pero lo que salga es bueno.

Y un güey llamado Luis Martín López. Ese sí, si se llega a aparecer en mi casa pidiendo el voto le echo el agua de trapear, ya que es el del Partido Unidos, del hijo de Humberto Moreira. ¡Pena debería darle el andar de glúteo pronto siguiéndole la pantomima a la versión BLIM de los Corleone!

Todas las propuestas, de todos los candidatos (redactadas por alguien más) van de lo sensacional a lo ridículo; y de lo realista a lo que no tiene nada qué ver con la función legislativa. Nadie habla de los temas importantes, o de cómo cabildear en contra de los poderes hegemónicos, ni siquiera sobre cómo desatascar una buena propuesta del limbo de las comisiones.

¡Todo es bla, puro bla y nada más que bla! Repetido ad nauseam por candidatos grises. Y eso que estamos en el distrito privilegiado de la capital del Estado. Y yo le reto a que me presuma a sus candidatos si acaso son mejores. Le reto a que me demuestre que son menos deplorables que los que a mí me están dando a escoger. Le reto a que me dé una buena razón para ir a votar.