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Dispara EU gasto militar a costa de otros rubros
WASHINGTON.- La América de Donald Trump se tradujo ayer por primera vez en dólares contantes y sonantes y mostró un cambio radical en las prioridades de la primera potencia mundial.
La Casa Blanca lanzó un primer plan de presupuesto para 2018, que impulsa un rearme multimillonario, además de un refuerzo de la seguridad interior, a costa de duros recortes en prácticamente todos los departamentos, especialmente los de política medioambiental y la ayuda exterior. Hacer política tiene más que ver con administrar recursos que con dar discursos y el pensamiento trumpista acaba de cristalizar en números reveladores.
La rueda de prensa diaria que da el portavoz de la ONU arrancó hablando del borrador de presupuesto que el equipo de Trump acaba de hacer público.
Cuando una potencia como EU toca un dólar arriba o debajo de sus cuentas, el eco se nota mucho más allá de sus fronteras. Cuando se habla de recortar hasta un tercio de lo que destina a la ayuda exterior, el temblor llega a medio mundo y enciende las alarmas de la ONU, que la semana pasada, advirtió de que el mundo sufría la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial.
Le preguntaron por ello al director de la Oficina del Presupuesto de Trump, Mick Mulvaney, y fue rotundo: “El Presidente dijo que se iba a gastar menos dinero en la gente de fuera y más en la de casa”, y recalcó que se recortarían esos fondos. También respondió a la supresión de los fondos federales a algunos de los programas de alimentos a los más desfavorecidos estadounidenses y dijo que “no funcionaban”.
La Casa Blanca presentó un primer borrador de presupuesto federal para el ejercicio fiscal de 2018, que empieza el 1 de octubre, y sirvió para confirmar el giro nacionalista y militarista del nuevo presidente republicano. La propuesta que debe discutir el Congreso aborda aquellas partidas en las que tiene margen de maniobra, es decir, no altera los gastos sociales protegidos por ley (como el gasto en pensiones y la cobertura sanitaria de mayores y pobres), pero ya esboza una larga lista de perdedores.
En global, el presupuesto encoge un 1.2% respecto al último presupuesto diseñado por Barack Obama, pese a la fase expansiva de la economía, y el pastel se reparte de forma muy distinta. Defensa logra el mayor incremento de recursos de la última década (52,300 mdd, un 10%), con la amenaza del terrorismo del ISIS como argumento, y la Seguridad Interior logra un pellizco del 2.8%.
Mientras, cae en picado todo lo destinado a la Agencia de Protección Medioambiental (31%), al Departamento de Estado, que es el que coordina los programas de ayuda (29%), al Empleo (20.7%) o Transporte (12.7%).
Si el arsenal nuclear engorda en 2 mmdd, el financiamiento federal a la TV y radio pública nacional, que el presidente Lyndon B. Johnson impulsó en los 60, desaparece por completo. Ell financiamiento al desarrollo baja un 28%, el fondo para los veteranos del Ejército mejora un 6%.
Incremento
> Defensa logra el mayor incremento de recursos de la última década (52,300 mdd, un 10%)
> Seguridad Interior logra un pellizco del 2.8%.
Recorte
> Agencia de Protección Medioambiental (31%)
> Departamento de Estado, que es el que coordina los programas de ayuda (29%)
> Empleo (20.7%) o Transporte (12.7%).