Usted está aquí
Disfruta del talento del Bolshoi desde tu casa
En estos días de confinamiento, en los que circulan inumerables propuestas para aprovechar el tiempo y mantenerse activos como espectadores, entre muchas otras, recibí el enlace a las transmisiones del Teatro Bolshoi, que a través de YouTube comparte algunos de sus Ballets y Óperas más afamados. Vino a mi memoria un programa especial que a principios de los 90s se transmitió por televisión abierta en nuestro país: “El Bolshoi en el Bolshoi” con una majestuosa interpretación de Las Sylphides o “Chopinianas”, como también le llaman, y como eligió nombrarla Nuria Bages mientras presentaba después de cada corte comercial los fragmentos de este Ballet completo. En ese entonces yo todavía creía que el Ballet había nacido en Rusia, pues nombres como el de Anna Pávlova, Rudolf Nurejev y Mijail Baryshnikov eran los que sonaban en mi salón de ballet. Hubo de pasar casi un lustro hasta que tomara mi primera clase de historia de la danza, para conocer conocer al fin cómo después de haber surgido en las cortes italianas fue llevado a Francia por Catalina de Médicis, donde recibió el gran impulso de Luis XIV, quien fundó la Real Academia de la Danza, dándole nomenclatura a los pasos y posiciones y llegando a ser la potencia mundial del Ballet por siglos.
Fue hasta 1673 que Rusia recibió por primera vez al Ballet, todavía con temáticas en torno a la mitología griega, intercalado con la recitación y el canto; y fue el zar Pedro el Grande quien decidió apoyarlo, estableciéndolo como obligatorio en los colegios de la nobleza. Más tarde su sobrina, la emperatriz Ana Ivanova, invitó a Jean Baptiste Landé, de Francia, para que entrenara al cuerpo de cadetes, fundando en 1738 la primera escuela de Ballet de Rusia.
Ya en el siglo XIX las cosas no iban muy bien con el ballet en Francia, el romanticismo había perdido fuerza y pupularidad, al desaparecer sus principales figuras, habían logrado estrenar Coppélia como su último ballet importante antes de que se desatara la guerra franco-prusiana y dejara al país débil económica y políticamente, y como sucede en estos casos, mermando el apoyo oficial destinado a las bellas artes. En contraste, la Rusia zarista que florecía en poder y recursos, con ubicación geográfica que le situaba como punto de fusión entre Oriente y Occidente, logró instalar un nuevo imperialismo, invitaron a Marius Petipa y Erico Cecchetti, quienes fusionando ambas escuelas: la italiana y la francesa, forjaron la escuela rusa, de gran fuerza, técnica, virtuosismo y elegancia, dándole al Ballet ruso la solidez suficiente para sobrevivir a la Primera y Segunda Guerra Mundial, y aún más, a la Revolución Bolchevique, en la que parecería que las costumbres aristocráticas zaristas desaparecerían por ser enemigas del proletariado, sin embargo, Lenin decidió educar al pueblo a través de la cultura, democratizando al arte y colocándolo al servicio del pueblo. Liberaron los impuestos para el teatro a cambio de una educación popular y nacionalista, y por supuesto, comunista. La Danza quedó en manos de Sergéi Diaghilev, el empresario que recorrió el mundo con los ballets rusos, colocando a las figuras como Fokin, Nijinski, Pavlova y Balanchine como las más importantes de la Danza mundial y la maestra Agrippina Vaganova, quien dio forma a la metodología de la Escuela Rusa, llevándola durante el gobierno de Stalin a todos los rincones de la entonces Unión Soviética, seleccionando a niñas y niños con talento para prepararlos y presentarlos en los más importantes escenarios: El Teatro Bolshoi y el Kirov (ahora Mariinsky) y con ello, al mundo entero.
Hoy por primera vez en su historia el Bolshoi transmite en vivo su repertorio, en atención a la emergencia sanitaria, permitiéndonos desde casa viajar a Moscú e ingresar al Gran Teatro para disfrutar de su “Golden Colection” El lago de los Cisnes, La bella durmiente, La esposa del Zar, Marco Spada, Boris Godunov y El Cascanueces. Puedes encontrarla en https://www.youtube.com/user/bolshoi ¡Que lo disfrutes!