¿Disciplina?

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¿Disciplina?

“La disciplina es tomar decisiones a nuestro favor.”  Así le respondí hoy a una chica media adulta/media adolescente que me dijo que sabía lo que tenía que hacer para estar mejor en su vida, pero que no tenía disciplina. Pensé un momento en el tema de que hablaba (alimentación, sueño, etc., lo básico). También pensé que yo tampoco soy muy disciplinada que digamos. Pero, con eso y todo respondí así, “La disciplina es tomar decisiones a nuestro favor.” Vi una chispa en sus ojos y me di cuenta de que había dado en el clavo. (Menos mal, ¡de otra manera me hubiera dado con el martillo en el dedo!)  

Creo que la disciplina y la estructura han sido, por demasiado tiempo, sinónimos de rigidez, mecanicidad, reglamentación, y aburrimiento. ¿Qué pasaría si trasladáramos el significado, si resignificáramos lo que entendemos por disciplina y captemos que, similar a la libertad, la disciplina implica responsabilidades y decisiones?  

Definitivamente no toda decisión a mi favor me va a gustar.  Pero soy adulta (a veces) y creo que puedo trabajar la tolerancia a la frustración. Las decisiones responsables que definen la libertad no tienen nada que ver con hacer lo que me da la gana. Creo que tienen que ver con reconsiderar mi gana para distinguir necesidades reales y los tiempos y formas adecuados de satisfacerlas.  

En los últimos años he cambiado de gana de muchas maneras y en muchas cosas. No es cuestión de motivación, ni de lo que me nace, sino de lo que voy percibiendo que me pone bien y me aporta un mejor estilo de vida.  Pero, bueno, ¡cada quien!