Dinámica económica mundial, regional, nacional y el T-MEC

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Dinámica económica mundial, regional, nacional y el T-MEC

En los próximos dos trimestres que faltan para concluir el año, el crecimiento económico se mantendrá estancado con un mínimo crecimiento entre cada periodo”

La actual recesión económica de escala mundial, regional y nacional suscita desequilibrios irregulares en las distintas esferas económicas (productiva, distributiva y financiera) con comportamientos atípicos e inéditos inducido por la crisis sanitaria del virus Sars-Cov-2. 

La conducta de la dinámica económica capitalista presenta fluctuaciones cíclicas que tendencialmente deriva en crisis económicas por inestabilidades intrínsecas de su propio funcionamiento natural -que es regular y necesario-, que conciernan de sus mismas leyes económicas que lo emanan, originándose en consecuencia del crecimiento económico, por ende, la ruptura corresponde a la crisis iniciando una nueva fase de ascenso de crecimiento y bonanza económica. 

Categóricamente en este caso concreto no es así. La incertidumbre y certeza de mitigar y restringir los efectos del COVID-19 sobrepasan los límites de las leyes económicas, exteriorizando un fenómeno complejo por la menguada reactivación económica en el que se priorizó esencialmente la salud de los trabajadores por encima de las repercusiones económicas, sin embargo, reveló las contradicciones y antagonismos del capitalismo en la etapa actual que los sustenta: el neoliberalismo. Este escondía grandes contrastes, carencias y desigualdades, por ejemplo, el acceso a la salud digna o la formalidad laboral.

No obstante, en la fluctuación cíclica donde emana la crisis y la bonanza existen periodos largos de estancamiento económico -recesiones técnicas- con intervención estatal para sostener la dinámica económica conocido como “regulacionismo económico” con inyección de liquidez para rescatar de la quiebra a los grandes empresarios o con programas sociales a los sectores marginados de la población incentivando la demanda agregada, sin embargo, los indicadores económicos muestran una disminución marginalmente en cada periodo con una rotación de capital cada vez más lenta, mermando la reproducción ampliada de capital (inversión en innovación tecnológica, mano de obra y construcción) y propagando la sobreexplotación de la fuerza de trabajo con menor salario, mayor tiempo de trabajo, jornadas laborales largas y con una escasa plantilla laboral -capital variable- por la reducción tendencialmente de la tasa de ganancia, siendo que cada periodo será menor la apropiación de ganancia por parte del empresario.

En el caso concreto de la crisis economía mundial que estamos percatando es tan severa que se considera como la cuarta peor recesión desde 1871. Siendo 30 veces más abrupta que la crisis de 2009 y 15 veces más violenta que la gran depresión de 1929, con una caída estimada en promedio en 2020 de -5.4%, del PIB mundial y de -13%, del comercio mundial.

Diversas instituciones financieras mundiales/nacionales, consultoras privadas y especialistas en economía/finanzas pronostican una rigurosa caída del PIB de América del Norte de más dos dígitos.

La situación económica para México es “deplorable” con un desplome estimado del PIB de 9.5% para este año. Además, presentó una caída de la demanda agregada en mes de abril de 19.68% y de capital fijo de 37.13% con respecto al mismo mes del año anterior, en el que las mercancías de consumo duraderas cayeron 50%, junto con las mercancías nacionales en 20.1% y de importación 21.3%. 
En los próximos dos trimestres que faltan para concluir el año, el crecimiento económico se mantendrá estancado con un mínimo crecimiento entre cada periodo por el impulso de la demanda agregada de los programas sociales del bienestar, con nula recuperación de la ganancia e ilusoria rotación de capital, instituyendo un ambiente inesperado en el mercado nacional y mundial con síntomas de mejoramiento de la inversión y la demanda con crecimiento raquíticos en el próximo semestre del año, no obstante, al meter esta constancia tendrá resultados propicios y la recuperación se presentará al segundo trimestre de 2021 una expectativa de crecimiento de económica de 3.3% según el FMI. A pesar de ello, crecerá menos que el periodo anterior, pero con una tendencia cíclica ascendente-expansiva que servirá de reorganización y colocación de capital por las ventajas que de vengan del “T-MEC”.

Ante este contexto económico mundial, regional y nacional atípico y adverso, se firmó el nuevo tratado de libre comercio de América del norte “T-MEC” que entró en vigor el pasado primero de julio. Buscará la confianza entre nuevos inversionistas para la colocación de su capital y para que los capitalistas replanteen su inversión logrando la reproducción ampliada de capital con nuevas ventajas arancelarias, salariales, productivas y mano de obra.

La puesta en marcha de este nuevo tratado de libre comercio “T-MEC” cuenta con características distintas al anterior “TLCAN”, siendo desprestigiado por aquello que en el pasado era aduladores del precursor, donde sólo exhibe su antipatía irracional en contra del presidente de México sin una interpretación objetiva y técnica de los beneficios o desventajas de este acuerdo trilateral entre los países de América del Norte.

Para México, la firma del T-MEC engendra estrechas desventajas y pocas ventajas entre Estados Unidos y Canadá por ser un país dependiente, siendo satélite de las metrópolis del norte asistiendo como proveedor de materias primas, mano de obra barata y calificada; además, es participante en la cadena global de valor en la integración en la valorización inicial e intermedia de la mercancía final. 

Una ventaja del tratado que podrá beneficiar a México es la propuesta de la igualdad salarial entre los tres países, sin embargo, tiene la restricción de no valorizar mercancía final de la cadena global productiva en su territorio, en consecuencia, perpetuará amparando la sobreexplotación de la fuerza de trabajo. A pesar de ello, se tenía que firmar por la deficiencia y escasas de palancas de desarrollo nacional para que propaguen y fortalezcan un mercado interno sólido, con políticas en el ámbito energético, industrial, agrario, comercial y turístico, que fueron desmanteladas en el régimen neoliberal. 

El nuevo gobierno de la 4ta transformación apuesta a generar mecanismos sólidos que impulsen la soberanía económica para no depender de las decisiones económicas y políticas de las agendas de necesidades de otro país, obligándonos a firmar acuerdos que nos ponga en desventaja ante el mercado mundial.

Antonio Castro
Opinión Invitada