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Digresiones de otoño

Al cabo de un tiempo los ciudadanos tendremos que volver a remitirnos a las fuentes de información confiables

La agenda legislativa de la Nación es algo que vemos desfilar ante nuestros ojos como las estaciones del año: impávidos, demudados, incapaces de afectarla o influirla de alguna forma.

Por la gran palestra desfilan los temas más anodinos, las mociones más  estrafalarias, las propuestas más insólitas.

Los legisladores cobran por ello salarios y prestaciones que ya las quisiera no usted, sino el “caemebién” que tiene por gerente o por patrón en el lugar donde usted trabaja.

En el más guajiro de los escenarios teóricos, nuestros diputados trabajarían en la confección del marco legal idóneo para que la marcha del País ande como recién engrasada.

Pero en la más oscura realidad, nuestros diputados ni siquiera tienen una noción de lo que es un marco legal, muchos de ellos son analfabetas semifuncionales ocupando un sitio que debería estar separado para las mentes más brillantes de México.

En el discurso los legisladores son adalides de la voluntad popular, pero en la práctica están al servil servicio del partido político que los postuló.

Nadie, nadie, nadie nunca en realidad se ha aventado la ominosa chamba de bajar hasta un nivel de comprensión popular todo lo que en el Congreso se maquina, se elucubra, se encubre, se pacta y se ejecuta.

Los medios, impresos o electrónicos, no pueden desenmarañar la complejidad y presentarla en un formato más o menos asimilable para el ciudadano promedio.

Y es que –amén de lo infinitamente arduo que resulta simplificar lo complejo sin traicionar la idea esencial- los medios buscan vender para subsistir (ello por no mencionar que también pueden estar condicionados por una filosofía o corriente ideológica).

De allí que diarios y telediarios se sostengan con titulares de escándalo, redactados con rústica sencillez: “¡Suben IVA!” “¡Aplican Gasolinazo!” “¡Dan marcha atrás en reforma!” “¡Pepe el Toro es inocente!” Etcétera.

De entrada el sentido de la nota viene sesgado. Ya si alguien se interesó en ahondar en la información, o si acaso se trata de un medio de comunicación bien intencionado son telenovelas muy aparte.

Se supone que aquí entramos en escena los “opinadores”, encargados de desmenuzar el real sentido de la información, de darle cierta interpretación, pero ocurre luego una de dos cosas: 1.- Que el analista incurre en razonamientos tan rebuscados que rara vez alcanzan a calar en la colectividad; o 2.- Que el analista también esté movido por innobles intereses, (como yo, ente requetepeligrosísimo).

Es natural que ante semejante escenario la gente opte por las alternativas que considere más frescas. Primero fueron los blogs, luego las redes sociales, espacios en los cuales ya no importa mucho la veracidad como la inmediatez.

El nuevo esquema de horizontalidad mediática vuelve posible el que cualquier persona con una computadora esté en condiciones de soltar un rumor que alcance en sí mismo niveles noticiosos, sin importar el apego a los hechos.

El “dicen” sustituye al “fue” en las salas de redacción y el mundo parece volverse un pandemónium informativo por un instante.

Sin temor a equivocarme estimo que al cabo de un tiempo los ciudadanos tendremos que volver a remitirnos forzosamente a las fuentes de información confiables, a aquellas que a base de un tesonero apego a la verdad estén acreditadas como auténticas referencias.

No importará mucho si es tinta sobre papel, si son ondas radiadas o un sitio en el infinito ciberespacio, tendremos que volver a fiarnos de aquellas empresas que demuestren solidez informativa, algo que -al igual que la buena voz para cantar- no es posible fingir.

Lo que en términos mediáticos parecía catastrófico ahora ya no lo parece tanto. ¿Dónde está la tragedia si, en cuestión de medio informativos, al cabo de un rato, tras el diluvio, sólo habrán de sobrevivir los mejores?
Según mi entender sería un proceso de depuración muy similar al que ocurre en la naturaleza.

Pobres de aquellos que no estén blindados con credibilidad porque estarán condenados a la zozobra.
       
petatiux@hotmail.com