Diez años sin Marcel Marceau: El 'Poeta del Silencio' mezcló en su espectáculo ballet, acrobacia e ilusionismo

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Diez años sin Marcel Marceau: El 'Poeta del Silencio' mezcló en su espectáculo ballet, acrobacia e ilusionismo

Mimo. Creó un lenguaje, una gramática del gesto y de la actitud que hiciera comprensible el silencio. Como actor, su participación en el cine no pasó desapercibida. /ARCHIVO
Mimo, actor, pintor y escritor fue fiel a sí mismo, cumpliendo su difícil trabajo con dignidad y rigor. A lo largo de los años demostró que un mimo puede sobrevivir a la avalancha tecnológica.

El 22 de septiembre de 2007, a los 84 años, partió el ‘Poeta del Silencio’, Marcel Marceau. Mimo, actor, pintor y escritor fue fiel a sí mismo, cumpliendo su difícil trabajo con dignidad y rigor. A lo largo de los años demostró que un mimo puede sobrevivir a la avalancha tecnológica. El genio mezcló sabiamente el ballet, la acrobacia y el ilusionismo en su espectáculo.


Nació en Estrasburgo, Francia, el 22 de marzo de 1923. A sus veinte años entró a la parisina Escuela de Arte Dramático Sarah Bernhardt para ser actor ‘parlante’. Pero encontró el curso de mimo a cargo de Charles Dullin y desde ese momento comprendió que su destino sería ser el mejor mimo del mundo.
Creó un lenguaje, una gramática del gesto y de la actitud que hiciera comprensible el silencio. Como actor, su participación en el cine no pasó desapercibida. La única vez que interpretó un papel hablado fue en la película de terror Shanks (1974).


Con la prensa Marceau mostraba risueña actitud, respuestas justas y poses fotográficas. Siempre dispuesto a brindar declaraciones y cautivar a los periodistas con sus ideas. El genio creyó siempre que “el éxito va paralelo al sudor de la gota gorda, al sacrificio, a la tenacidad que ponemos si queremos alcanzar lo que amamos y que el silencio permite crear una moralidad interesante, pues en el no cabe la mentira. Yno solo en el silencio, en el gesto tampoco”.


A finales de 1947, cuando ya se había especializado en el género mímico y pantomímico, crea al grácil personaje ‘Bip’ que, como el Quijote de Cervantes, lucha contra las vicisitudes de lo cotidiano, demostrando así el valor del silencio.
El personaje mudo nació en un angosto camerino del Theatre du Poche. Su nombre derivó, según Marcel, del personaje ‘Pip’ en Grandes Ilusiones de Charles Dickens. La única vez que `Bip´ habló fue en Silent Movie (1976) y pronuncio la palabra “no”. Esta película fue un homenaje satírico al cine mudo norteamericano que hizo Mel Brooks.


 

Mimo. Marceau revivió la pantomima y el mimo, se dedicó con pasión a un arte que tocaba los corazones. / ARCHIVO

El mimo declaró al El Comercio en su edición del 18 de julio de 1987 que considera a ‘Bip’ como descendiente directo de Pierrot y del ‘canillita’ de Charles Chaplin, el vagabundo pícaro y a la vez noble de tantas películas mudas norteamericanas.
En 1947 fundó la compañía “Agrupación Artística de Marcel Marceau”. Después de recorrer el mundo por algunos años tuvo que disgregarla por falta de fondos. Más tarde, en 1969 regresó a Francia para abrir su Escuela Internacional de Mimodrama. Ahí los entusiastas jóvenes de diferentes nacionalidades estudiaban danza clásica, esgrima, acrobacia, teatro hablado, mimo y mimodrama durante tres años.


En otra entrevista dijo: ”El papel de un artista es crear, crear todo lo que pueda, mantenerse activo y presentar su mensaje, esa es su máxima responsabilidad”. Con su trabajo y pasión, Marcel nos demostró que el cuerpo y su movimiento logran expresarse mejor que las palabras a medias, pues es un lenguaje que no necesita pasaporte.


El mimo como arte dramático del movimiento ha contribuido a extender la fraternidad humana en el mundo. El movimiento de la “marcha contra el viento” de Marcel, marcó una revolución en la escena teatral e inspiró a muchos artistas como Michael Jackson y su ‘Moonwalk’.


El mejor mimo del mundo recorrió los cinco continentes. Su Escuela Internacional de Mimodrama de París sigue en funcionamiento. Algunos de sus discípulos crecen en los tabladillos, como el peruano Cesar Aedo.