DÍAS DE REFLEXIÓN

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DÍAS DE REFLEXIÓN

Las vacaciones motivan el acercamiento de las familias.

Cristianos y no cristianos todos hemos vivido estos cuarenta días de reflexión. Hoy es el primer lunes de la pascua que disfrutaremos plenamente porque estos son momentos en los que hemos renacido a una vida nueva, porque esto es la pascua; que significa alegría, el goce de vivir plenamente el reencuentro con una existencia que nos da miles de oportunidades para ser mejores personas.

Estas vacaciones motivan el acercamiento de las familias. En los mayores el recuerdo de tiempos pasados, que desde luego siempre se piensa que fueron mejores. Yo pienso que el mejor tiempo para cada uno es el que es capaz de vivir en armonía, con una visión positiva de lo que el presente le ofrece. Se dice que sólo una vez la oportunidad toca a tu puerta; tal vez algo haya de verdad en ello. Busquemos el acercamiento de aquellos que amamos y tenemos un poco olvidados; hagámoslo hoy que nos sentimos motivados por este ambiente, para unos de recogimiento y oración, para otros el momento de viajar a distintos lugares en busca de descanso y esparcimiento para disfrutar, tal vez, de unas merecidas vacaciones con sus familias. 

Como en la parábola del Hijo Pródigo, que narra el reencuentro de un padre con el hijo que había perdido el rumbo de su vida y se alejó para buscarlo en lugares lejanos. Tras una dura experiencia regresó contrito a pedir perdón al padre, lleno de la humildad de  que carecía cuando se fue. El padre lo recibió lleno de alegría y amor, sin ningún reproche. Ya no era necesario; el hijo había aprendido en cabeza propia cuál era el verdadero significado de la vida. Nosotros también podemos buscar el momento propicio para reiniciar una relación perdida por azares de la vida.

Se ha generalizado en nuestro País, una costumbre muy arraigada en Estados Unidos, Inglaterra y el centro de Europa, y que nació debido a que no podían comer huevos en cuaresma. Los guardaban  bañados con una fina capa de cera líquida para conservarlos. Al  final de la cuaresma los regalaban a las puertas de la Iglesia en bonitas cestas adornadas con alegres colores. En México esta tradición se imitó, de laguna manera, pero se transformó, y el domingo de pascua, no se regalaban los huevos sino los cascarones que eran rellenados de confeti o papel picado; se pintaban de múltiples colores y se adornaban    con papel de china. De ahí nació un inocente juego que consistía en estrellarlos sobre la cabeza de los amigos para jugarles una broma y derramarles su contenido encima. Desde luego que hoy los preferidos de los niños (y los adultos) son los sabrosos huevos de chocolate.

Si hablamos de los huevos de chocolate como símbolo cristiano, estos tienen el sentido de “una vida nueva”. Una vida que nos da el Jesucristo resucitado.

Esta historia se acerca un poco al origen de esta tradición. Confieso que cuando empezamos a practicarla en casa, la desconocíamos. Ojalá les sirva a quienes no tenían idea del origen de su uso.

 Y como todo principio tiene un término. Reciban un abrazo de pascua, porque a. final…TODOS SOMOS HISTORIA.

M.E.L.L.