Dia del Maestro, estudiante y del contador

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Dia del Maestro, estudiante y del contador

Querido Maestro:

 

Alrededor de estas fechas se conmemora el Día del Estudiante. Por primera ocasión lo vivo, ya no como parte de los jóvenes que están por entrar a la universidad, o ya se hallan en ella. Ahora soy un profesional recién egresado que ve las cosas de otra manera. En esta ocasión estoy deseoso de agradecer  todo lo que hiciste por mí.

 

¿Por dónde empezar?

Antes que nada, quiero pedir disculpas; reconozco que no fui el mejor alumno. Te pido una disculpa  por sacar mi celular cuando estabas dando la clase. Te pido una disculpa por llegar tarde al aula e interrumpir tu exposición. Te pido una disculpa por las veces que mi cuerpo estaba presente en clase “pero mi cabeza en otro lado”. Te pido una disculpa cuando estaba en la computadora viendo otras cosas ajenas a la materia.

 

Mi madre, quien también ejerce la docencia, me recuerda de manera frecuente la importancia de prestar atención a la otra persona, en particular dadas las circunstancias del mundo actual en el que hay muchas distracciones. Mi generación no alcanza a dimensionar  la importancia de ser y estar atento. Tal vez por eso no entendemos la importancia de las relaciones interpersonales y fracasamos constantemente en poner atención. Por ese motivo, maestro, también te pido una disculpa.

 

Ahora que ya me saqué la espina, te quiero dar las gracias. En esta ocasión, no estaré hablando de aquellas materias con serio grado de dificultad en las que te empeñaste para lograr  que yo aprendiera. Ahora deseo  agradecer por las veces que me escuchaste, por aquellas en las que compartiste tus historias personales, por todos los consejos que me diste. Hoy en día, y con los problemas que tiene nuestro país, la profesión de la docencia --veo con tristeza-- va deteriorándose cada día más.  Pese a ello, hay que decirlo, es quizá la vocación más importante del mundo. La educación en México es requisito para el avance industrial, tecnológico y humanístico de sus ciudadanos.

 

Doy gracias por haber tenido clases contigo. Estoy consciente de la gran oportunidad que tenemos  pocos mexicanos, dentro del sistema de educación superior en México, de estudiar en una universidad. En lo particular tuve el privilegio adicional  de cursar mis estudios en el Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey. Créeme que  hoy más que nunca, creo en la historia del mural de nuestro instituto. Estoy convencido de que para que en nuestro país se haga realidad el progreso tan necesario, deben vencerse el estancamiento y la apatía. Por este camino se iniciará un círculo virtuoso que conduzca a la civilización, la ciencia y la cultura, como base del desarrollo, hoy en día tan necesario.

 

Como una forma de sintetizar mi sentir frente a ti, maestro, considero que el verdadero cambio del país se consigue a través de la educación y la preparación de sus habitantes. Ello favorece el desarrollo de los hombres y mujeres que México necesita. Por eso mismo, reitero mi agradecimiento hacia ti. Con ese mismo espíritu que  te mueve a dar ese “plus”  que te vuelve extraordinario,  se necesitan más y mejores maestros en México.

 

 Tú has dejado una gran huella en mi vida.

Quiero cerrar la presente colaboración con una memoria muy personal: Recuerdo muy bien mi primera clase de Contaduría Pública, “Información financiera para la toma de decisiones”, impartida por la CP. Nora Andrade (a quien estimo mucho). En el primer día de clases, ella le preguntó a cada uno de los estudiantes cuál era la carrera que estudiaban. Algunos estudiaban LAF, otros negocios, otros la llevaban como tópico y algunos eran contadores. Al terminar de presentarse el último alumno, ella dijo una frase que me causó mucha confusión: “Si a mí me pudieran dar la opción, de volver a estudiar alguna carrera, escogería una y cien veces estudiar Contaduría Pública”. Me provocó mucha curiosidad puesto que apenas iba entrando a la carrera y francamente, se me hacía exagerado decir que  escogería otra vez la misma carrera, cosa que solo pude constatar al paso de los añosHoy, ya titulado como contador, si tuviera que volver a estudiar otra vez, mi querido maestro, puedo decirte con entusiasmo, que escogería estudiar para ser Contador Público, una y hasta cien veces más.