BELFAST, IRL.- Autoridades de Irlanda del Norte intentaron ayer restaurar la calma después de que jóvenes protestantes y católicos en Belfast arrojaran ladrillos, pirotecnia y bombas incendiarias a la policía y entre sí. Fue el peor episodio de violencia en una semana de disturbios en la región, donde la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea ha perturbado el frágil equilibrio político.

Multitudes entre las que había niños de 12 años se enfrentaron desde ambos lados de un “muro de la paz” de concreto erigido en el oeste de Belfast, el cual separa a un vecindario protestante leal a Gran Bretaña de una zona católica nacionalista. La policía disparó balas de hule contra los inconformes, y en una ciudad cercana un autobús urbano fue incendiado.

La salida de Gran Bretaña de la UE ha puesto de relieve las divisiones en Irlanda del Norte, donde algunas personas se identifican como británicas y quieren seguir formando parte del Reino Unido, mientras que otras se ven como irlandesas y desean unirse a la vecina República de Irlanda, de la UE.

La violencia ha estallado durante la última semana en medio de crecientes tensiones en torno a las reglas comerciales establecidas tras el Brexit y el deterioro de las relaciones entre los partidos del Gobierno en Belfast, que comparten el poder entre católicos y protestantes.