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Destaca especialista la importancia de la minoría en el Congreso estatal
La importancia de la minoría en el Congreso de Coahuila ha sido tal que las decisiones de uno u otro legislador de algún partido político podrían abonar o no a la transparencia y rendición de cuentas en el Poder Legislativo.
Tras el proceso electoral pasado la LXI legislatura se integró por 10 diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), 9 del Partido Acción Nacional (PAN), 3 de la Unión Democrática de Coahuila (UDC), 2 de Morena y uno más del PRD.
Según el doctor en Políticas Públicas, Víctor Sánchez Valdés, esa balanza legislativa obliga a que “exista más diálogo, más negociación y se puede traducir en mejores prácticas de transparencia y de rendición de cuentas. No solo tenemos que tomar en cuenta qué partido postula a cada uno de los legisladores, sino también el aspecto personal y las decisiones que llegaran a tomar en el ejercicio”, dijo.
La expectativa —dice— es que ese representante le rinda cuentas al representado y responda a las promesas de campaña.
“Se esperaría que los partidos diferentes al PRI en el Congreso pedirían mayores cuentas al Gobierno; pero en ocasiones ha habido algunos legisladores que han votado a favor. Esto genera un debate complicado porque nadie les puede decir que no están en su derecho. Son representantes electos y pueden usar su criterio que puede diferir en algunas decisiones o en mucho a la línea de su partido, pero también está el elector. El elector votó por un partido y lo que espera es algo que no necesariamente está haciendo su representante en este momento”, argumentó el también investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC).
Uno de los ejemplos más claros en las últimas sesiones legislativas han sido los legisladores Édgar Gerardo Sánchez, representante de la UDC, así como la diputada Elisa Catalina Villalobos, postulada por Morena, quienes en algunos puntos de acuerdo o iniciativas no se han pronunciado a favor de temas como la transparencia y rendición de cuentas, bajo el argumento de que los secretarios no son los “empleados de los diputados”.