Destaca el saltillense Juan Armando a nivel nacional en tae kwon do... ¡y no tiene manos!

Lo que comenzó como un juego de niños provocó que Juan perdiera sus dos manos y sufriera quemaduras de segundo y tercer grado. Sin embargo, se ha sobrepuesto a la discriminación para lograr ser un exitoso taekwondoín
Deportista. El joven ha desarrollado grandes habilidades en la práctica del tae kwon do. Fotos: Luis Salcedo

Texto: Adriana Armendáriz / Fotos: Luis Salcedo / Video: Lindsey Portillo

 

Una travesura puede cambiar vidas. Juan Armando Castillo Espinoza tenía 4 años cuando un incendio le dejó quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo y lo llevó a perder ambas manos. Con el paso de los años, aquel accidente lo convirtió en un joven que se sobrepone a la discriminación con tal de lograr sus objetivos.

Todo inició como un juego de niños. Él y su primo estaban en la casa de su abuelita cuando decidieron entrar a una habitación en la que no había ventanas. Se metieron al cuarto por un pequeño hueco entre el marco de la puerta y un colchón que estaba recargado en ésta.

Adentro se les ocurrió encender papeles con cerillos y encendedores. Esto se salió de control y el fuego alcanzó el colchón. Los niños salieron corriendo, pero Juan se regresó por un carrito de juguete que le gustaba.

El colchón bloqueó la salida mientras Juan seguía adentro, entonces se arrinconó y arrojó objetos tratando de sofocar el fuego. Entre sus intentos tomó el respaldo de una litera, misma que al instante le quemó los dedos, pues para ese momento el fierro ya estaba caliente.

Lección. El accidente que sufrió hace 14 años le ha ayudado a Juan Armando a forjar su carácter.

Lo último que Juan recuerda sobre el incendio es un gran flamazo. Después de eso, muchos recuerdos están borrosos.

Las secuelas fueron quemaduras de segundo y tercer grado en el 80 por ciento de su cuerpo. Además, le dio gangrena en ambas manos, por lo que se las amputaron para evitar que se expandiera.

Juan tiene memoria lúcida a partir de los siete años, ya que antes solía pasar gran parte del tiempo medicado para evitar que tuviera dolor durante su recuperación.

EL NUEVO COMIENZO

Tras el accidente, buscar la aceptación social ha sido de las cosas más difíciles a las que Juan se ha enfrentado. Ya no fue admitido en el kinder en el que estaba, pues los docentes argumentaron no ser capaces de instruir a un niño con discapacidades.

Las trabas continuaron conforme avanzó en sus estudios, “batallé, porque no creían en mí”, dijo el ahora joven de 18 años. Ya en la Preparatoria, fue admitido en el turno matutino del Colegio de Bachilleres de Coahuila (Cobac), ahí la inclusión fue inmediata.

Maestros y compañeros lo involucraron en distintas actividades. De hecho, fue a través del Cobac como Juan comenzó a practicar tae kwon do. El profesor Jesús Alberto Anguiano Cerda lo invitó a probarse en la disciplina.

Hace poco más de tres años desde que es taekwondoín, ha participado en eventos nacionales e internacionales obteniendo resultados en primero y segundo lugar.

Recientemente quedó campeón de un selectivo estatal, ahora se prepara para la etapa regional. Su anhelo es participar en algunos Juegos Paralímpicos, por lo que llevará a cabo el proceso para ir a París 2024.

Al respecto habló el maestro Anguiano: “La evolución que él ha tenido como atleta ha sido muy favorable. Creo que los límites lo tenemos en la mente. Si él puede hacer maravillas dentro y fuera del tatami, creo que más ejemplos como él hacen falta en el mundo”.

Juan no se arrepiente del accidente de su infancia, pues considera que eso le ha dejado más cosas buenas que malas. Y aunque ha pasado por diversos episodios de discriminación, reconoció que todo eso le ha ayudado a forjar su carácter y definir su personalidad.

Así mismo, envió un mensaje a las personas que discriminan, “les diría que vean y callen, porque hieren los sentimientos. Así que muestren cultura, respeto y valores ante todas las personas”.

Espíritu combativo

Juan Armando Castillo tenía solo cuatro años cuando sufrió el accidente que le cambió su vida.

Sufrió quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo; perdió sus 2 manos.

Debido a su discapacidad, desde su infancia ha sufrido eventos de discriminación.

Actualmente, a los 18 años de edad cursa la Preparatoria en el Cobac.

Practica tae kwon do y sueña con representar a México en unos Juegos Paralímpicos.