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Desorden sexual

Claramente existe una descomposición en el comportamiento sexual de nuestra sociedad. Las denuncias por violación aumentaron un 75% en Coahuila. En los primeros 4 meses de este año van 65 denuncias, casi el doble de las que se hicieron el año pasado en ese periodo de tiempo. 

En este año van 5 denuncias por estupro. Hay casos de supuestos abusos en jardines de niños de la ciudad. 

Según la Procuraduría para los Niños, Niñas y la Familia, Coahuila ocupa el primer lugar en el país con mayor número de madres adolescentes. El problema está generalizado en el país, tan es así que existe una estrategia de prevención del embarazo adolescente integrada por varias dependencias. El secretario de Salud, José Narro destacó “la importancia de fortalecer la educación académica sobre la sexualidad”, pero también, dijo que “para ello es necesario el trabajo que realicen los padres de familia y la participación de la sociedad en su conjunto”. 

En días pasados se realizó una reunión de varios estados para intercambiar experiencias exitosas. Esto resulta positivo, ya que aplicar las mismas estrategias año con año no va a dar un resultado diferente. Aunque no es una labor exclusiva del Estado, es correcto que también es tarea de los padres de familia y la sociedad. Lo cierto es que las estrategias gubernamentales no han funcionado. Regalar condones, parches, pastillas anticonceptivas y becas, desde mi punto de vista y al ver los resultados, sólo facilita la relación sexual que origina el problema. 

En una ocasión escuche que al menos en alguna parte ya se aplica un enfoque basado con la abstinencia sexual, lo cual es buena noticia. Vivimos en una sociedad erotizada. Antes había que pagar por ver pornografía, ahora se ve gratis y por todos lados. En los anuncios de la calle, en Internet de las computadoras, en los celulares, en redes sociales. 

Todo el día recibimos –niños, adultos y adolescentes- un bombardeo de imágenes que invitan a tener sexo. Y luego nos preguntamos ¿por qué hay tantos embarazos precoces? Es muy difícil escapar a esta realidad. Uno ve pornografía por accidente, sin buscarla, como quien se topa con una piedra. 

La encargada de una encuesta dijo: “son una serie de factores que los están llevando a tener relaciones sexuales a temprana edad, puede ser la falta de formación en la casa o la falta de un programa integral en las escuelas”. Coincido con ella, yo creo que no es un tema de anticonceptivos, está visto que no los utilizan. Es un tema de enseñarles el autodominio, a controlar sus impulsos, su voluntad y medir las consecuencias de sus acciones. 

El cerebro del adolescente no mide el peligro. Son pocas las campañas que promueven la abstinencia de relaciones sexuales, como una solución al problema. Es el único método 100% seguro: si no hay sexo no hay embarazo. Es más efectivo y barato enseñarles a decir no, enseñar valores como la fuerza de voluntad. A decir de los farmacéuticos, las adolescentes están usando “la píldora del día siguiente”, algunas las compran cada semana, lo que puede generar serios daños a la salud. 

La llamada pastilla de emergencia es abortiva, por más que se diga que no existe vida hasta “X número de semanas o días”. La paternidad y sexualidad responsable NO es comprar o recibir regalados condones, pastillas anticonceptivas o píldoras del día siguiente. 

Abstenerse libremente del acto sexual, la verdadera responsabilidad del mismo. Una sexualidad libre es la que no depende de aparatos, pastillas o métodos anticonceptivos. Es la que se ejerce cuando se está listo para tener hijos, amarlos y verlos crecer como lo que son: una fuente de alegrías, responsabilidades, pero también satisfacciones. 

Jesús Humberto González de León
Ecos de la ciudad