Rusia desmanteló las últimas armas químicas que le quedaban de su enorme arsenal, que en su momento alcanzaba las 40,000 toneladas, anunció el Gobierno ruso.

El presidente ruso, Vladimir Putin, reclamó que ahora Estados Unidos también destruya sus últimas armas químicas, tal como se acordó.

"Ya prolongaron tres veces el plazo de la destrucción, en parte con la excusa de que faltan los fondos necesarios en el presupuesto, lo que realmente suena extraño", dijo Putin en Moscú en videoconferencia con la ciudad de Kizner, en la república de Udmurtia, junto al Volga.

Allí una fábrica destruyó el último proyectil del que fuera el enorme arsenal de armas químicas de Rusia, fabricado sobre todo en épocas de la Unión Soviética.

Desde 1997, la Convención sobre Armas Químicas, a la que también se comprometió Rusia, establece la destrucción de estas sustancias. Desde 2002, fueron desarticulados los gases tóxicos en siete fábricas de desarme levantadas exclusivamente con ese fin.

Según las autoridades, Rusia gastó para ello en estos años 316,000 millones rublos (unos 4,630 millones de euros o unos 5,400 millones de dólares).

Desde La Haya, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) felicitó a Rusia por este último paso. Su director general, Ahmet Üzümcü, habló de un hito en el camino hacia un mundo libre de armas químicas. En Estados Unidos se espera el fin del desarme químico para 2023.