Gobiernos de Coahuila y Durango tienen 'antídoto' para eliminar arsénico en La Laguna...y lo desechan

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Gobiernos de Coahuila y Durango tienen 'antídoto' para eliminar arsénico en La Laguna...y lo desechan

Pese a tener el antídoto contra el arsenicismo, Coahuila y Durango aplican métodos millonarios que en poco ayudan a contrarrestar los efectos de la enfermedad galardonado

Cuando José Refugio Parga Torres tenía 14 años, en su pecho apareció una gran mancha que le oscureció la piel. Sus padres no sabían qué era, pero al ser internado en el IMSS los médicos sospechaban que podría tratarse de un mal que aquejaba a la región desde muchos años atrás: cáncer de piel.

Años después, ya como investigador, Parga Torres logró eliminar el arsénico del agua de La Laguna, aunque este descubrimiento no es aplicado por los gobiernos de Coahuila y Durango, gastando millones en métodos que no abonan en la solución del arsenicismo.  

En su adolescencia, Parga Torresya escuchaba las noticias reportando continuamente decesos por otros tipos de cáncer, principalmente desarrollados en la sangre, estómago, riñones y piel.  

Su inquietud lo motivó a leer reportajes que indicaban que la Escuela de Medicina en conjunto con la Universidad Cincinnati (Ohio) había realizado un estudio para determinar el motivo por el que La Laguna de Coahuila se había ubicado como la región del país con más muertes a causa de esa enfermedad. 

Los resultados revelaron que se debía a las escorias ácidas con alto contenido de arsénico, plomo y cadmio que se encontraban en el corazón de la ciudad donde se ubicaba la planta metalúrgica Peñoles. Esos metales se mezclaban con el agua y trasminaban hacia los mantos acuíferos con rumbo a los municipios de San Pedro de las Colonias, Matamoros, Francisco I. Madero y Torreón —del lado de Coahuila—, aunque también abarcaban ciudades como Gómez Palacio, Lerdo y Tlahualilo —en Durango—.  

Otros estudios como el realizado por Javier Morán Martínez, jefe del Centro de Investigación Biomédica de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), aseguran que “el arsénico en el agua es el costo que debe pagar La Laguna por convertirse en uno de los principales productores de leche en el Continente”, pues hasta hace más de 5 años la empresa Lala producía más de 5 millones de litros de leche diarios.  

En la Comarca Lagunera, habitada por más un millón 215 mil habitantes —según cifras del INEGI en 2010— la Comisión Nacional del Agua (Conagua) determinó que las concentraciones de arsénico superan hasta los 56 microgramos por litro, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Norma Oficial Mexicana insinúan 25 microgramos del metaloide por litro agua como apta para el consumo humano. 

Tras los resultados de la Escuela de Medicina y la Universidad Cincinnati que revelaban la aparición del cáncer en los pobladores laguneros, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en coordinación con el Instituto Politécnico Nacional (IPN), emprendió nuevos estudios sobre la misma problemática, aunque no brindaban soluciones. 

Fue hasta 1974 cuando José Refugio terminó sus estudios en Ingeniería Química Industrial en el Instituto Tecnológico de La Laguna; después de unos años estudió en la Universidad de Colorado School of Mines y en la Universidad de Utah donde obtuvo el grado de Doctorado y se enfocó a la investigación de problemas ambientales en la frontera de México y Estados Unidos. 

Ahí llevó de la teoría a la práctica sus conocimientos en cinco proyectos enfocados al rescate del medio ambiente con la Universidad de Utah; y al mismo tiempo representó un parteaguas porque aplicó esa misma experiencia científica para rescatar a la Región Lagunera del cáncer. 

En esos años el hidroarsenicismo ya había tocado las entrañas en su familia: su madre, una mujer dedicada al hogar tenía cáncer en el riñón y su padre, un obrero que trabajó arduamente para brindar estudios profesionales a sus ocho hijos, también padecía de este mal en la sangre. 

José Refugio Parga, investigador lagunero que ganó la batalla contra el arsénico. Foto: Roberto Armocida

Vivir con el veneno 

Con el tiempo estudiantes de Maestría y Doctorado del Instituto Tecnológico de Saltillo asesorados por José Refugio Parga Torres obtuvieron una patente, sustentaron 20 artículos científicos y se escribió el libro “Eliminación de sustancias tóxicas del agua con electrocoagulación” dedicado al estudio del arsénico. 

Entre los resultados de esas investigaciones científicas se determinó que el cáncer se desarrolla en el cuerpo humano después de 15 años de haber estado en contacto con los metales tóxicos. 

 “A exposiciones muy altas, el arsénico inorgánico puede causar infertilidad y abortos en mujeres, perturbación en el corazón, daño al cerebro y ADN. Intensifica las posibilidades de desarrollar cáncer, especialmente en el hígado, piel, pulmón y linfa”, señala el libro Eliminación de sustancias tóxicas del agua con electrocoagulación, publicado por José R. Parga en la Editorial Académica Española. 

'Equivoca' Gobierno estrategia contra el arsenicismo en La Laguna

El arsénico es capaz de mutilar piernas, manos, brazos o cualquier parte del cuerpo y según estudios realizados por este investigador el 30 por ciento de la población de la Comarca Lagunera tiene tatuadas en la piel manchas que ha dejado este veneno. 

El reportaje titulado “Los sobrevivientes del arsénico” publicado en agosto de 2011 en Semanario de VANGUARDIA narra las historias de algunas personas que se han convertido en víctimas del cáncer en diversos ejidos de Francisco I. Madero. 

Una de ellas es la de Rafael, un hombre que al que se le secaron las piernas hasta perderlas y que a sus 64 años —en ese entonces— parecía de 80. 

Según la Secretaría de Salud en Torreón se registran en promedio 260 nuevos casos de cáncer de piel, esto representa el 35 por ciento de los contabilizados en Coahuila, según reportes de la prensa lagunera. 

Nosotros hemos incentivado el uso de esta tecnología porque no sólo limpia el agua, sino que junto con la magnetita (un mineral de hierro que forma parte de un grupo de minerales llamados óxidos) hacen un subproducto que genera un semiconductor"
José Refugio Parga

Un descubrimiento que limpia de arsénico el agua 

En abril de 2004 el periódico El Sol de la Laguna publicó que José Refugio Parga, el mismo que no se ha podido deshacer de la mancha oscura en el pecho, había iniciado un proyecto respaldado por el Gobierno de Estados Unidos para demostrar cómo la tecnología de la electrocoagulación podría eliminar las altas concentraciones del metal que estaba concentrado en las norias del Simas en Torreón y otras demarcaciones circunvecinas. 

Ese proyecto elaborado en colaboración con la National Science Foundation (Fundación Nacional para la Ciencia) y el Conacyt, también reveló que esa técnica era la opción más efectiva y económica. 

Para el desarrollo de esa tecnología utilizó energía eólica o solar, electrodos de hierro y de  aluminio, estos últimos podrían ser de chatarra como latas vacías de refresco o cerveza.

“En una laguna contaminada con arsénico y otro metal pesado se coloca un sistema en el que se introducen los electrodos positivo y negativo de forma bipolar y allí se le transmite corriente al electrodo de hierro al positivo y éste empieza a generar material magnético que es elegido para atraer el arsénico, plomo y cadmio”, explica el especialista. 

En un principio, para la extracción de metales tóxicos los científicos utilizaron la energía eléctrica doméstica; sin embargo, luego descubrieron que este tipo de tecnología funciona también energía solar o eólica, por lo que se convierte en un descubrimiento más económico. 

“Nosotros hemos incentivado el uso de esta tecnología porque no sólo limpia el agua, sino que junto con la magnetita (un mineral de hierro que forma parte de un grupo de minerales llamados óxidos) hacen un subproducto que genera un semiconductor. Es decir, a partir de un agente contaminante como el arsénico se obtiene materia prima como el ferromagnetita, un producto al que si se le agrega galio aumenta su potencia magnética y puede usarse para la base de los trenes de levitación, elaboración de las bocinas de las laptop o de celulares”, explica. 

Este subproducto, asegura el científico, se puede vender a muy alto precio a países como Japón y a Alemania, porque tiene un mayor valor al del plomo y el zinc. 

“Anteriormente se me había ocurrido que podríamos meter unos filtros grandes en las colonias y recolectar cada mes 100 kilos de este subproducto y al irse acumulando, se vende y el dinero se utiliza para pagar la electricidad. 

“Al ver que el proyecto no se aplicaba lo intentaron implementar en poblaciones que no tienen electricidad como en Nazareno, Durango —ubicada a 30 kilómetros de Torreón— donde también es conocido como un ejido altamente contaminado por los metales. El objetivo era comprobar que podrían ponerlo en marcha a través de las energías solar y eólica”, explica.

Ese experimento le valió ser reconocido por el Gobierno de los Estados Unidos, que le entregó a José Refugio Parga el “2007 EPD Technology Award” otorgado por The Minerals, Metal & Materials Society (TMS) en el parque de diversiones de Walt Disney. 

Aunque anteriormente, por sus estudios hechos en la frontera con México, Parga Torres recibió el “Premio Internacional a la Excelencia Frontera 99”, entregado por la Fundación Cultural y Científica “Margarita Miranda de Mascareñas y El Paso Community Foundation”, de la frontera México- Estados Unidos, avalado por instituciones nacionales y de otros países. 
Lo que el gobierno no supo ni pudo aplicar correctamente 

A pesar de los estudios realizados en la Comarca Lagunera y de encontrar una solución para evitar que generaciones de familias adquieran cáncer a través del agua, los gobiernos locales no aplicaron eficientemente el uso de esta tecnología. 
En su lugar instalaron entre 2012 y 2015 cerca de 62 mil 396 dispositivos con un costo total de 106.2 millones de pesos en los municipios duranguenses de Gómez Palacio, Lerdo, Tlahualilo y Mapimí, principalmente. 

En cambio, del lado de Coahuila, el Instituto Mexicano de la Tecnología del Agua (IMTA) recomendó un sistema de filtración directa en las norias, por lo que en Torreón se instalaron varios filtros en los pozos con más altos niveles de arsénico. 

“Estos filtros que se han instalado simplemente filtran el agua pero no eliminan los metales tóxicos como lo es el arsénico, plomo y cadmio. Han hecho estudios con presencia del notario público y así como entra el agua al filtro, así sale con los mismos contaminantes en la Región Lagunera, asegura Parga Torres. 

El científico multipremiado asegura que en la Comarca Lagunera se han invertido cientos de millones de pesos en ese tipo de filtros, que nada más filtran el agua pero no quitan los metales tóxicos. 

“Esos filtros únicamente quitan los sólidos, pero los metales tóxicos no se los quitan y en esos filtros se han invertido cientos de millones”, advierte.

En diciembre del año pasado el periódico El Siglo de Torreón publicó que Eloy Fuentes, integrante del grupo “La salud no se negocia” exigió que se realizara un estudio fisicoquímico de los filtros de agua en el sector Senderos y Ampliación Senderos —en Torreón—, pues tras realizarse una muestra en el laboratorio Micro-Mex el resultado arrojó niveles de .105 miligramos por litro de agua lo sobrepasado por la Norma Oficial Mexicana NOM-127-SSA1-1994. 

En esa fecha el diario lagunero sostuvo que de los 86 pozos que integran la red hidráulica del Simas, 12 están por abajo de la 
Norma Oficial.

Bebiendo la muerte

> El arsénico puede causar infertilidad y abortos en mujeres.
> Perturbación en el corazón, daño al cerebro y ADN.
> Intensifica las posibilidades de desarrollar cáncer, especialmente en el hígado, piel, pulmón y linfa.
> Estudio revela que el cáncer se desarrolla después de 15 años de haber estado en contacto con los metales tóxicos.
> El arsénico también es capaz de mutilar piernas, manos, brazos o cualquier parte del cuerpo.