Descubren los restos de un perro doméstico más antiguos de América

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Descubren los restos de un perro doméstico más antiguos de América

Un fragmento de hueso hallado en Alaska cuenta la historia de un can que se adentró en un nuevo mundo helado y proporciona pistas sobre las migraciones de los primeros americanos. Foto: Tomada de Internet
Un fragmento de hueso hallado en Alaska cuenta la historia de un can que se adentró en un nuevo mundo helado y proporciona pistas sobre las migraciones de los primeros americanos

Seres humanos y perros bordearon por primera vez la costa oeste de América del Norte para llegar a Alaska al concluir la última Edad de Hielo hace cerca de 12 mil años.

Durante unos 20 años, se creyó que el espécimen PP-00128 de la colección de ciencias de la tierra del Museo de la Universidad de Alaska pertenecía a un oso. El fragmento de fémur, que es tan pequeño que se puede sostener entre dos dedos, se había excavado en un yacimiento del sudeste de la costa de Alaska en el que también se habían descubierto restos de peces, aves, mamíferos y humanos que se remontaban a hace miles de años.

Sin embargo, un reciente análisis genético de la muestra fue toda una sorpresa para los científicos, pero quizá no para las personas que tienen perro: PP-00128 perteneció a un can leal que acompañó a los humanos que se adentraron en el nuevo y gélido mundo de las Américas hace unos 10 150 años.

El análisis de los restos más antiguos de un perro domesticado descubiertos en las Américas, publicado en Proceedings of the Royal Society B, no solo aporta pistas importantes sobre cuándo entraron los perros en las Américas y las rutas que siguieron junto a los humanos para llegar al continente, sino que también refuerza un vínculo muy largo y profundo entre personas y perros domesticados.

«Aunque no puedas imaginarte nada sobre las vidas de las personas hace 10 000 años, se puede entender la relación entre las personas y sus perros», afirma Carly Ameen, zooarqueóloga de la Universidad de Exeter que no participó en la nueva investigación.

GENOMA MITOCONDRIAL

Los investigadores analizaron el genoma mitocondrial del perro y concluyeron que el animal pertenecía a un linaje de perros cuya historia evolutiva divergió de la de los perros siberianos hace 16.700 años. El momento de esa división coincide con un periodo en el que los humanos pueden haber estado migrando a América del Norte a lo largo de una ruta costera que incluía el sureste de Alaska.

"Ahora tenemos evidencia genética de un perro antiguo encontrado a lo largo de la costa de Alaska”, apunta Charlotte Lindqvist, bióloga evolutiva de la Universidad de Búfalo y autora principal del estudio, que añade: “Nuestros datos ayudan a proporcionar no sólo un momento, sino también un lugar para la entrada de perros y personas en América. Nuestro estudio apoya la teoría de que esta migración se produjo justo cuando los glaciares costeros se retiraron durante la última Edad de Hielo".

Lindqvist añade al respecto: "Ha habido múltiples oleadas de perros que migran a América, pero ¿cuándo llegaron los primeros perros? ¿Siguieron un corredor interior sin hielo entre las enormes capas de hielo que cubrían el continente norteamericano o fue su primera migración a lo largo de la costa?".

Flavio Augusto da Silva Coelho, doctorando en ciencias biológicas de la Universidad de Búfalo, apunta que “el registro fósil de perros antiguos en las Américas está incompleto, por lo que cualquier nuevo resto que se encuentre proporciona pistas importantes”. "Antes de nuestro estudio, los primeros huesos antiguos de perros estadounidenses que tenían su ADN secuenciado fueron encontrados en el Medio Oeste de Estados Unidos".

HALLAZGO SORPRESA

Los científicos encontraron el fragmento de fémur mientras secuenciaban ADN de una colección de cientos de huesos excavados años antes en el sureste de Alaska por investigadores como Timothy Heaton, profesor de ciencias de la tierra en la Universidad de Dakota del Sur.

"Todo esto comenzó con nuestro interés en cómo los cambios climáticos de la Edad de Hielo afectaron la supervivencia y los movimientos de los animales en esta región", recalca Lindqvist, antes de agregar: "El sureste de Alaska podría haber servido como una especie de punto de parada libre de hielo y ahora -con nuestro perro- creemos que la migración humana temprana a través de la región podría ser mucho más importante de lo que algunos sospechaban anteriormente".

El fragmento óseo, originalmente pensado que provenía de un oso, era bastante pequeño, pero los investigadores se percataron de que era de un perro al estudiar su ADN. Tras este sorprendente descubrimiento, los científicos compararon el genoma mitocondrial del hueso con el de otros perros antiguos y modernos.

Este análisis mostró que el perro del sureste de Alaska compartía un ancestro común hace unos 16 mil años con caninos estadounidenses que vivían antes de la llegada de colonizadores europeos, según Lindqvist.

El análisis de isótopos de carbono en el fragmento óseo indica que el antiguo perro del sureste de Alaska probablemente tenía una dieta marina, que podría haber consistido en alimentos como pescado y restos de focas y ballenas.

La investigación añade profundidad a la historia de cómo los perros llegaron a poblar América, pero no todos a la vez. Según Lindqvist, algunos perros árticos llegaron más tarde del este de Asia con el pueblo ‘thule’, mientras que los huskies siberianos fueron importados a Alaska durante la Fiebre del Oro. Otros perros fueron llevados a América por colonizadores europeos.

El nuevo estudio agudiza el debate sobre la migración de perros y humanos a América. "Nuestro perro temprano del sureste de Alaska apoya la hipótesis de que la primera migración de perros y humanos ocurrió a través de la ruta costera del Pacífico Noroeste en lugar del corredor continental central, que se cree que se convirtió en viable hace sólo unos 13 mil años", concluye Coelho.