Descubren expertos la primera ráfaga rápida de radio con origen en la Vía Láctea

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Descubren expertos la primera ráfaga rápida de radio con origen en la Vía Láctea

Ésta es la primera ráfaga rápida descubierta en la Vía Láctea | Foto: Especial
Tras varias investigaciones, se detectó una ráfaga rápida que se originó en la Vía Láctea; es la primera más cercana a la Tierra

El espacio contiene todavía muchos enigmas que los expertos tratan de descifrar, uno de ellos es el origen de las ráfagas rápidas de radio, las cuales se han hallado en regiones muy alejadas, pero ahora se descubrió la primera que está en la Vía Láctea, algo que podría ayudar a descubrir más sobre ellas.

Los astrónomos llevan más de una década tratando de explicar el origen de las ráfagas rápidas de radio (FRB, en inglés), pero todo parece indicar que los expertos están cada vez más cerca de desvelar más sobre ellas, esto tras la detección de la primera señal de ese tipo en la Vía Láctea.

Tres estudios publicados este miércoles en la revista Nature detallan la observación de uno de esos pulsos de alta energía producido por un magnetar, un tipo de estrella de neutrones con un potente campo magnético, ubicado en nuestra galaxia.

Los investigadores creen que este hallazgo ayudará a aclarar cómo se originan estos eventos, que hasta ahora solo se habían detectado en regiones más alejadas del universo y cuya insólita naturaleza ha sido objeto de todo tipo de hipótesis.

Señales sin explicación

Las ráfagas rápidas de radio son súbitos destellos que en tan solo una fracción de segundo pueden descargar más de cien millones de veces la energía que genera el Sol.

Desde que se detectaron por primera vez, en 2007, los astrónomos han identificado numerosas ráfagas procedentes de diversos puntos del universo, pero su lejanía ha dificultado descifrar hasta ahora los mecanismos que las originan.

Entre las diversas hipótesis que se han puesto sobre la mesa en los últimos años se encontraba la posibilidad de que su origen fuera el de las estrellas de neutrones, los densos remanentes de ciertas estrellas gigantes tras su explosión como supernova.

Las observaciones que se detallan ahora en Nature apuntan en esa dirección.

"Este descubrimiento sugiere que algunas de las ráfagas, y probablemente la mayoría ellas, dado lo comunes que son estos eventos en el universo, se originan en magnetares", señaló en una rueda de prensa telefónica Christopher Bochenek, del Instituto Tecnológico de California.

El pasado 28 de abril, un proyecto de observación canadiense (CHIME) y otro estadounidense (STARE) detectaron una FRB en la misma región del cielo.

En un escaso periodo de 1 milisegundo, la ráfaga, identificada como FRB 200428, emitió más energía en ondas de radio de la que el Sol genera en medio minuto.

Ambos equipos coinciden en señalar el magnetar galáctico SGR 1935+2154 como el origen de la señal, que iba acompañada de una explosión de rayos X procedente de la misma fuente.

"Cuando observé los datos por primera vez me quedé helado, prácticamente paralizado por la emoción, me costó unos minutos recuperarme", rememoró Bochenek.

El radiotelescopio chino de quinientos metros de apertura FAST contribuyó con observaciones del mismo magnetar a corroborrar la posibilidad de que esa sea la fuente de la ráfaga.

Futuros estudios

Una vez se tienen pruebas de que los magnetares pueden producir ráfagas rápidas de radio, los científicos esperan estudiar en profundidad qué mecanismos disparan esos súbitos estallidos de energía.

La mayoría de las emisiones en radio en el universo se producen a través de un proceso conocido como radiación de sincrotrón, en el cual los electrones que se desplazan de manera desordenada en el interior de gases interactúan con campos magnéticos.

Ese fenómeno genera ondas de radio en las cercanías de agujeros negros supermasivos, remanentes de supernova y nubes de gases calientes en el interior de galaxias.

Los físicos sospechan que las ráfagas que emiten los magnetares pueden producirse cuando una gran corriente de electrones moviéndose de manera coordinada interactúa con el campo magnético de esos cuerpos.