Desaparece la cordura y también un río

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Desaparece la cordura y también un río

En dos años peña nieto acabó con pemex y los priístas le aplauden. ¡esa es coherencia! (con su bolsillo)

La desaparición del río Atoyac ingresa en la lista de objetos perdidos y de cosas inexplicables que suceden cada mil años.

La palabra milagro, que ahora significa la suspensión de las leyes naturales por intervención de alguna fuerza superior de orden sagrado, en su origen quería decir: lo que causa admiración.

Y dentro de los sucesos que han sido admirables en la última semana están varios tan bizarros como la pérdida de un río.

Inicio con el 87 cumpleaños del Partido Revolucionario Institucional que ya muestra su senectud o, también, las mañas que los viejos manifiestan sin darse muy bien cuenta de ellas. Los discursos de Manlio Fabio Beltrones y de César Camacho, además de que evidenciaron problemas de sintaxis, dijeron precisamente lo que ha sido el PRI, nada más que a la inversa.
El partido va a derrotar a la derecha, a los conservadores y, por supuesto, también a la izquierda, porque en realidad no es izquierda sino un conjunto de oportunistas, etcétera. Discurso o sermón, difícilmente se puede saber el género de tales declaraciones. Ambos cabecillas de la “cosa nostra” dejaron ver que su retórica es la que Platón denostaba en su diálogo “Gorgias”: utilizar las palabras para manipular a las masas y hacerles sentir que comprendieron el estado de la cuestión… Y lo aprueben.

El PRI nació para dejar de lado la guerra intestina. Está bien, esto se reconoce. Encontró una manera: corromper a los generales. Y no podía permanecer ahí, puesto que quedaban las masas empobrecidas, maltratadas, humilladas, ¿qué hacer con ellas?, sobre todo sabiendo que estaban siempre dispuestas a luchar. También el PRI tuvo para ellas una estrategia clara y funcional: crear aparatos de dominio del campesinado y de la clase obrera. Forjaron un estado corporativo en el que incluyeron no a los campesinos y obreros como clase social, sino a los sindicatos y centrales campesinas para manipularlas. Les fue fácil porque en realidad era la misma receta que para los militares: corromper. Se preguntará: ¿corromper a todos los pobres?, sí, algo parecido; corrompiendo a los dirigentes o líderes se aseguraba su señorío.
Tienen 87 años y la receta sigue produciendo buenas viandas. ¿Cómo van a cambiar si les ha ido tan bien? Vea el ejemplo de Humberto Moreira que recibe una pensión que muchos maestros desearían para sí y que con ese dinerito puede enviarse a sí mismo a España cuatro millones de pesos… ¡Y nadie se asombra! (otro milagro).

No puede negarse que el partido conservador, el Partido Acción Nacional, no ha dado resultados.

En eso Manlio tiene poquita razón: Vicente Fox echó a la basura la esperanza de los mexicanos. Nunca podremos dejar de decir que Fox fue uno de los peores presidentes, no porque haya sido más malo que Salinas, La Madrid o López Portillo (éstos son marrulleros) sino porque tuvo todo el poder para transformar a México y no lo hizo.

La mención a la izquierda es interesante no por haberla dicho Manlio. En realidad tiene décadas dando tumbos. Es tan curiosa su condición que no requiere ser criticada desde fuera; asegura su destrucción desde el interior. Véase el robo, secuestro, compra o como quiera llamarle de militantes que no fueron escogidos por su partido (PRD, PT u otro) y de inmediato se pasan al que les ofrezca una chamba. O a los López Obrador denigrándose.

¿No fue el PRI el que echó abajo la Reforma Energética de Felipe Calderón?, ¿no calificaron a los panistas como traidores a la Patria porque querían entregar el petróleo al extranjero?, y lo que hizo el PRI es precisamente eso. En dos años Peña Nieto acabó con Pemex y los priístas le aplauden. ¡Esa es coherencia! (con su bolsillo).

Manlio Fabio Beltrones sabe ser eficaz: lo fue luego del asesinato de Colosio cuando le resolvió el problemón a Carlos Salinas mientras todas las miradas volteaban hacia él como el sujeto de la historia, de ésa.

En fin, estamos una vez más frente a un PRI que como el Ave Fénix, surge de sus cenizas. A nivel local se alivian algunas presiones enviando a Enrique Martínez a Cuba para que no le haga olas a Rubén Moreira o a Manlio o a Peña. El PRI premia castigando o castiga premiando. Son los cañonazos que planeara Álvaro Obregón. El Maximato funciona.