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Desahuciados
Es el término que puede describir a cabalidad la condición por la cual estamos atravesando actualmente como sociedad. Desde aquellos que literalmente se encuentran en esa situación por su estado médico, en el cual trágicamente cayeron a consecuencia del COVID-19, o tienen a parientes debatiéndose en esta enfermedad, hasta los que su situación económica encuentra una perfecta analogía con la tragedia humanitaria que se vive en el sector salud.
Desahuciados se encuentran también todas aquellas familias que ahora y en lo que resta de la contingencia, verán cómo se quedan sin ingresos a causa de la pérdida de empleos que poco a poco se van acumulando derivado de un importante número de empresas pequeñas y medianas que se encuentran en estado crítico.
Desahuciado está el sector privado en sus distintos niveles, sin importar si son nacionales o extranjeros. Petición que realizan a quien despacha en Palacio Nacional, solicitando apoyos que les permitan sortear la crisis y preservar en la medida de lo posible los puestos de trabajo es desechada una y otra vez.
¿Qué decir de la ciudadanía cuando de la misma forma se encuentra desahuciada ante la soledad en la que la han dejado los partidos de oposición, al no erigirse como un contrapeso real y cuestionador de las decisiones de política pública? En estos momentos en los que más requerimos de su voz y cuestionamientos, no se han atrevido a formular una alternativa sensata de política contracíclica. Un vacío que han tenido que llenar los empresarios, que además de dedicarse a producir riqueza y generar empleos en condiciones adversas, le han tenido que entrar a ser factor de oposición real.
Como país estamos también desahuciados, cuando no existe un rumbo claro y acorde a la situación que se vive mundialmente y lo que falta todavía por venirnos encima. Sin una ruta crítica que establezca clara y consistentemente los riesgos a los que estamos expuestos y las estrategias a implementar para mitigar los daños, quedamos a merced de la vorágine de una crisis de salud, económica y social que se encuentran a la vuelta a la esquina.
Igualmente desahuciada ha quedado la imagen de nuestro País en la escena internacional. Desde posiciones absurdas en temas energéticos en los foros de la OPEP, hasta decisiones irracionales de rechazar inversiones generadoras de empleos en un momento en el que más los requerimos, como el caso de la cervecera Constellation Brands. Ello sin dejar de lado las medidas sui generis para combatir el COVID-19 a contracorriente de lo que sucede en otras latitudes del mundo.
Ante este panorama desalentador y ante lo que está por venir, más nos vale estar unidos y sacar fuerzas de donde sea. Lo necesitaremos.