En mayo el amor de mi vida murió por el virus. Nada ha sido fácil desde entonces. El tenía 32 años, era médico. Llevábamos casi cuatro años juntos y el 21 de marzo nos íbamos a casar, ya habíamos entregado las invitaciones, él tenía su traje y yo mi vestido, pero decidimos posponer la boda para evitar la aglomeración de personas.

Teníamos menos de dos meses de estar viviendo juntos, y todo iba de maravilla. Era como estar casados, hasta las peleas normales que se tienen al principio de la convivencia. Pero superamos todo, hasta recuerdo que él me dijo que “nos reencontramos”. Éramos tan felices.

Cuando empezó a sentirse mal se aisló, pero cuando empezó la fiebre, decidió internarse con su papá que también es médico. Él luchó mucho, pero perdió la batalla. Este duelo es lo más complicado que me ha pasado. Por mi mente incluso pasó la idea del suicidio. Hay muchas cosas que no entiendo y hay mucho dolor en mi corazón. Sé que saldré adelante, necesito vivir este dolor para poder sobrevivir, pero es muy díficil.

Deprimida

Estimada Deprimida:

Te agradezco que compartas lo que te sucedió. Sé que las pérdidas siempre son dolorosas, pero en este momento se le añaden agravantes, no poder reunirse, no poder despedirse, todo esto hace el proceso aún más duro. De veras te acompañamos en tu dolor, pero sabes que tal como tú misma dices, debes vivir este duelo con las etapas y el tiempo que tú misma consideres adecuado para poder estar en paz contigo misma y continuar tu vida.

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