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Depredación urbana
¿Qué ocurrirá con el patrimonio edificado que cada vez más ha perdido la posibilidad de ser conservado ante las políticas erradas de gobiernos de países en donde se minimiza su valor?
En 1922 se cumplirán 50 años de la Convención Mundial del Patrimonio, y Francesco Bandarin, líder del movimiento Heritage 50, que tiene el propósito de generar una revisión crítica del contenido de esta convención y relanzarla, analizó cómo serían 12 sectores importantes de las ciudades en la postpandemia.
Ante un auditorio de más de mil cibernautas de Latinoamérica, Bandarin aseguró que había que reformular las formas de conducta urbana porque los habitantes de las urbes son auténticas máquinas que producen polución.
Nos queda claro que la relación entre las ciudades y la naturaleza ha cambiado en las últimas décadas. Ante el COVID-19 se han vuelto a percibir el silencio, redescubrir el aire limpio y hasta se ha tenido contacto visual en el ámbito citadino con mamíferos y aves.
Actualmente en una colonia de clase media alta en Monterrey, los vecinos han generado un movimiento en el que se nombran “biodefensores” y en el que cientos de familias quieren evitar la construcción de un conjunto de edificios de departamentos –al parecer diez–, en la cresta de una loma alta que ellos llaman el Cerro de Vistahermosa.
Saben que si se construyera lo que tienen previsto los fraccionadores se dañarán los mantos acuíferos provenientes del sitio, y que muchas especies de flora y fauna –algunas endémicas– perderán su hábitat. En su lugar las plantas de concreto reinarán rampantemente arruinando uno de los mejores sistemas pluviales de la ciudad. El polígono de la loma no está dentro de un Área Natural Protegida, pero es una de las escasas zonas con vida silvestre en Monterrey.
Existe una Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Medio Ambiente que sanciona la corrupción de quienes dañan ecosistemas, pero para ello se requiere de abogados eficientes y que no sean comprados por los desarrolladores que tiene el derecho como empresarios privados a generar inversiones, pero que deberían pensar en la topografía de lugar y en las externalidades negativas que ocasionarán. Mi amigo, el biólogo Antonio Hernández, impartió el pasado 8 de agosto una conferencia para los vecinos con el tema de conservación y defensa de espacios naturales.
Las familias que habitan en las cercanías, desde que inició este movimiento de defensa hacen guardias rotativas permanentemente de 7 de la mañana hasta las 10 de la noche para evitar que las máquinas, que allí se encuentran estacionadas, no desmonten el sitio. Hasta círculos de oración ecuménica organizan los vecinos.
Algo que propone el italiano Francesco Bandarin, de 2000 al 2010 Director del Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO y especialista en planificación y conservación urbana; es reorganizar la vida familiar en áreas urbanas en donde se protejan los espacios naturales.
Invita a repensar las ciudades hacia una nueva urbanidad para que sean el punto central de la vida a escala humana, y en materia de gobernanza declara que los gobiernos deben escuchar a la sociedad civil organizada, como la que está en el movimiento de defensa de la loma. Hay que sopesar qué es lo más importante, el beneficio social o el costo privado.
Curiosamente en estos tiempos de COVID-19 se repiten en muchas ciudades latinoamericanas casos de autoridades que brindan permisos para construcciones que en otras circunstancias tendrían oponentes. No es el caso de la colonia Vista Hermosa.