Democracia radical

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Democracia radical

Patologías sociales como la desigualdad y la pobreza han condicionado la democracia en México. Y es que la idea de la democracia se fundamenta en el principio de igualdad y en nuestro país, todos somos iguales, pero unos menos iguales que otros. Por tanto, la desigualdad no es solo moneda de cambio en lo social, sino en tiempos electorales, en lo político.

La despensa, el apoyo, la consecución de terrenos, las promesas existenciales, las amenazas para quienes trabajan en el Estado manipulado por los Gobiernos en turno utilizados como capital político al estilo corporativista; las redes tendidas de tiempo atrás soportadas en lideresas y líderes de barrio que vigilan la adhesión partidista de los vecinos con la amenaza de no seguir comiendo de las migajas que caen de la mesa de los amos, las complicidades de la clase política, la elite partidista que se reparte el pastel año con año sin permitir la llegada de otros cuadros, la idea de que no se vota por los partidos, se vota por las personas; cuando el tema de los independientes nada más no ha funcionado y partidos enquistados que nadan de muertito para seguir obteniendo las grandes ganancias de poseer un registro, son solamente unas cuantas taras que enmarcan el ambiente electoral en nuestro país.

La necesidad de entender la democracia de una forma radical –de raíz, como era en sus orígenes– es una urgencia para gobernantes y gobernados. Un simple ejemplo, ¿Cómo pedimos que la gente salga a manifestarse a través del voto en una elección, si no ha sido educada en temas democráticos?

Los partidos mayoritarios lucran con el abstencionismo y la apatía de los ciudadanos. Le apuestan a la desinformación y a la ignorancia. Por eso la perversión – cambiar el rumbo original de las cosas - de la idea de la democracia. Sin duda, la formación del ciudadano debe de ser en el futuro, si queremos cambiar la ruta de la democracia y la situación social en México, una meta prioritaria de las agendas político-educativas en la actualidad.

En cada elección es lo mismo. Gobiernos, partidos y medios de comunicación que infravaloran al ciudadano tratándolo como menor de edad, sin que en la realidad cambie el estado actual de las cosas porque, a quienes mandan así les viene bien. Cambiar el chip y convertirnos en una ciudadanía crítica, responsable, racional, autónoma y participativa, es la clave para resolver las desigualdades, la corrupción política, la bulimia y la anorexia cívica, las discriminaciones y la manipulación de los necesitados para fines electorales.

Se requiere una radicalización de la democracia, es decir, volver a la raíz y en ese sentido como afirma Adela Cortina en su texto Ética Aplicada y Democracia Radical (…) la democracia radical exige la participación directa de todos los ciudadanos en la toma de decisiones (1993, p. 13) y esto en México, no ha ocurrido porque, todos son todos.

Si el Estado no ha formado ciudadanos y siendo pesimista, no los va a formar, porque sería, en su pensamiento obtuso, dispararse al pie, somos los ciudadanos los que debemos de estar atentos a la cosa pública. No requerimos ni filtros, ni tamices para interpretar una realidad tan nítida donde la manipulación y los intereses de unos cuantos son tan evidentes.

Abandonar la esfera privada de la opinión y migrar hacia la participación pública, reflexiva y razonada, como afirma Jürgen Habermas, por estos días es prioritario. La urgencia de la aparición de una ciudadanía crítica, responsable, racional, autónoma y participativa requiere de informarse todos los días de lo que pasa en nuestro país, en nuestro estado, en nuestra localidad. No a través de terceros, sino de primera mano. Requiere del conocimiento y reconocimiento de sus derechos y también de sus deberes. Otro elemento muy importante es el conocimiento – hoy no sé requiere que Usted estudié la carrera de derecho, las leyes están a un tris suyo en su teléfono celular - y el respeto por la ley, en sus múltiples formas.

El éxito de la democracia no depende de los gobiernos en turno, depende que usted esté al tanto del cumplimiento de su mandato, de lo que prometieron y olvidaron. Qué no dijeron “si así no lo hiciera que la nación me lo demande”. Al momento no se ha sabido de ninguna demanda, si de críticas subterráneas en redes sociales e internet, una de las mejores formas de tirar la piedra y esconder la mano.

Izquierdas, derechas, ricos, clasemedieros, pobres, intelectuales, obreros, empresarios, empleados, campesinos, pueblos originarios, religiosos, ateos, minorías y la sociedad en general; debemos tener en cuenta que la democracia nos hace más humanos, nos permite reconocernos unos a otros, nos humaniza, nos hace libres y nos permite realizarnos como personas. Pero esto, no lo va lograr el Estado y los gobiernos, lo tenemos que hacer posible usted y yo. Afirmar una democracia radical es una urgencia. Así las cosas.